El Año de la fe, ha sido clausurado hoy, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, con la celebración eucarística del santo padre en el Sagrado de la Basílica Vaticana. A pesar del frío y de las posibilidades de lluvia, 60.000 fieles se han acercado hasta la plaza para participar de esta significativa celebración.
Han concelebrado junto al santo padre los cardenales, patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias Orientales Católicas, los arzobispos y obispos.
Junto al altar han estado expuestas, por primera vez, las reliquias del apóstol Pedro, dentro de una caja de bronce con la inscripción Ex ossibus quae in Arcibasilicae Vaticanae hypogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur («De los huesos encontrados en el hipogeo de la Basílica Vaticana, que se consideran del Beato Pedro Apóstol»).
Antes de la misa, se ha realizado una colecta para destinar a la población de Filipinas, recientemente afectada por el tifón Haiyan.
En la homilía, Francisco ha recordado que este Año de la fe, esta «iniciativa providencial» convocada por Benedicto XVI, «nos ha dado la oportunidad de descubrir la belleza de ese camino de fe que comenzó el día de nuestro bautismo».
El hilo conductor de las lecturas del día – ha indicado el santo padre – es la centralidad de Cristo, y sobre esta idea ha desarrollado toda la homilía. Tres han sido los aspectos que ha subrayado: Jesús como primogénito de toda la creación, Cristo el centro del pueblo de Dios y Cristo el centro de la historia de la humanidad y de todo hombre. Asimismo, Francisco ha invitado a los fieles a pedir a Jesús, tal y como hizo el ladrón bueno, que se acuerde de nosotros ahora que está en su Reino.
Durante el canto del Credo, el santo padre recogido en profunda oración, ha sostenido entre sus manos la urna con las reliquias del apóstol.
Al finalizar la celebración, Francisco ha entregado su primera exhortación apostólica Evangelii gaudium a 36 representantes del pueblo de Dios, procedentes de 18 países: un obispo, un sacerdote y un diácono elegido entre los más jóvenes que serán ordenados; religiosos y religiosas y algunos representantes de los eventos de este Año de la fe: confirmandos, un seminarista y una novicia, una familia, catequistas, una ciega – al que el papa se la ha entregado en CD para que pueda ser reproducida y escuchada – a jóvenes, representantes de las cofradías, de los movimientos, y para terminar dos artistas y dos representantes de los medios de comunicación.
El santo padre ha finalizado con la oración del Ángelus como cada domingo. Y antes de abandonar la plaza, ha dedicado unos minutos para poder saludar algunos de los que le han acompañado concelebrando, sacerdotes que se encontraban en el Sagrado e incluso, antes de subir al jeep ha bendecido a algunos niños que se encontraban cerca. Durante el recorrido por los pasillos de la plaza y hasta una parte de Vía de la Conciliación, Francisco ha saludado y bendecido a los fieles que han querido participar junto al sucesor de Pedro en esta celebración que supone el cierre del Año de fe.