La delegación de la Santa Sede presidida por su secretario para las Relaciones con los Estados, Dominique Mambertí, participó en la XXI reunión del Consejo de Ministros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que se ha realizado en Kiev el 5 y 6 de diciembre.
La OSCE está conformada actualmente por 56 Estados: todos los países de la Unión Europea, la Federación Rusa, Asia Central y Canadá y Estados Unidos. Está reconocida como organismo regional conforme al Capítulo VIII de la Carta de las Naciones Unidas.
El ‘ministro de relaciones exteriores’ del Vaticano, Mons. Mambertí ha agradecido a la presidencia ucraniana por los negociados conducidos con éxito “sobre la libertad de pensamiento, conciencia, religión y credo”. Entretanto recordó que en el 1700 aniversario del edicto de Milán promulgado por el emperador Constantino, uno de los documentos más importantes de la historia sobre la libertad de religión, aún “se observa que en la región de la OSCE siempre son más numerosos los episodios contra los cristianos debido a prejuicios”.
El secretario para las Relaciones con los Estados añadió que “cuando hablamos de negación de la libertad religiosa y de intolerancia, en particular contra los cristianos, pensamos enseguida en algunos países fuera de la región de la OSCE, o en sus vecinos. No debemos olvidar que son episodios de intolerancia o de marginación de la religión o de los creyentes también en las sociedades tradicionalmente democráticas, donde por suerte, no hay persecuciones violentas”.
Y matizó que “por lo que se refiere a las comunidades religiosas mayoritarias, sus derechos tienen que ser protegidos también de las limitaciones injustas o ilegítimas” y que por ejemplo “los actos de vandalismo contra Iglesias o cementerios cristianos tienen que ser condenados y perseguidos legalmente con la misma determinación demostrada hacia los lugares de culto de otras religiones”.
El representante del Vaticano recordó que las libertades, como la religiosa “pertenecen al núcleo esencial de los derechos naturales, que el derecho positivo no podrá nunca negar legítimamente”.
“El respeto de la libertad de religión -recordó Mons. Mambertí- que protege la dimensión trascendental de la persona humana y que busca una verdad más grande de aquella que puede ofrecer el mundo material, pone su raíces en la dignidad no negociable de cada hombre y de cada mujer, creados a imagen de Dios”.
La asamblea reunida en la capital de Ucrania, fue ilustrada por el representante de la Santa Sede sobre la contribución que la encíclica Pacem in Terris, que este año celebra su cincuenta aniversario, dio a la promoción de los derechos humanos. Y de las palabras que el presidente John F. Kennedy pronunció sobre la misma: “Me siento muy animado de la lectura esta semana, de la extraordinaria encíclica Pacem in Terris. Con su análisis profundo de los grandes problemas actuales, del bienestar social y de los derechos humanos, del desarme, del orden internacional y de la paz, este documento muestra con seguridad que basados en una gran fe y sus tradiciones, es posible obtener consejos sobre los asuntos públicos, preciosos para todos los hombres y las mujeres de buena voluntad”. Como católico estoy orgulloso y como americano he aprendido de ésta”. (John F. Kennedy, discurso al Boston College, 20 aprile 1963).
Mons. Mambertí trató varios temas, como “la actualización satisfactoria del Documento OSCE sobre la no proliferación de armas”, aunque manifestó su preocupación por la ausencia de progresos en la actualización del Documento de Viena.
Abordó la temática económica-ambiental, recordando la responsabilidad en la salvaguardia de la creación.
Y sobre las migraciones precisó que “los derechos de los emigrantes deben ser fundamentales. Incluso en tiempos de crisis financiera” pues su “dignidad de personas debe tener la precedencia sobre cualquier otra consideración”. También ha denunciado el “problema persistente del tráfico de seres humanos. Un crimen odioso que debe perseguirse con todos los medios legales disponibles”.