Escuelas y universidades católicas, que no sólo se preocupan en transmitir conocimientos, ciencia y sabiduría, sino de formar a la persona. Y esta característica es la que hace que en muchos lugares del mundo, personas de otras confesiones religiosas decidan acudir a centros de formación católicos, porque les aportan algo más. La escuela católica, cuanto más sea consciente de su propia identidad más será capaz de ser capaz del diálogo intercultural y de promover al hombre. Así como el hecho de que la «identidad católica» es clave en estos centros y que no puede desvincularse del «proyecto educativo».
Estos son algunos de los temas que han sido abordados durante la presentación del documento «Educar al diálogo intercultural en la escuela católica. Vivir juntos para una civilización del amor», de la Congregación para la Educación Católica y presentado en la sala de prensa del Vaticano. Para profundizar en los aspectos abordados por el texto, han estado presentes el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de dicasterio; monseñor Angelo Vincenzo Zani, secretario del mismo y el profesor Italo Fiorin, profesor de la Universidad LUMSA de Roma.
El cardenal ha explicado que cuando una institución educativa católica se aleja de los valores propios de la doctrina de la Iglesia, desde la Congregación optan por el diálogo y el convencimiento. Además, «cuando un árbol está enfermo hay dos opciones; eliminarlo o sanarlo y nosotros elegimos sanar» y para el dicasterio este documento es un punto de referencia y de orientación.
El campo de la educación y de la escuela es realmente grande: más de mil millones de niños en edad escolar, 58 millones de profesores a los que se le añade el personal no docente. Desde el 2008 al 2011, según los datos del Annuarium statisticum Ecclesiae, las escuelas católicas han aumentado en más de 6000 unidades, alcanzando un total de 209.670. Mientras que los alumnos han aumentado en casi tres millones, llegando a la cifra de 57.612.936.
Al respecto, el cardenal ha querido recordar que según datos de UNICEF, en el mundos los niños que no van a la escuela son más de 70 millones, la mayor parte de los cuales están en 28 países inestables, los llamados Cafts Conflict Affected Fragile States. Pero ante los sufrimientos y dificultades, el cardenal ha reconocido que le gusta hacer eco de la voz que sonó con fuerza en la ONU en el pasado mes de julio de boca de Malala, niña pakistaní herida por los talibanes por ir a la escuela. Ella dijo que «un niño, un profesor, un libro, un bolígrafo pueden cambiar el mundo. La instrucción es la única solución». Asimismo, el prefecto de la Congregación para la Educación Católica ha señalado que en los últimos decenios del siglo pasado ha ido aumentando el convencimiento de la importancia de la educación, y que en numerosas conferencia mundiales la comunidad internacional ha puesto el acento en el rol de la educación para el futuro de la humanidad, para la paz, para el desarrollo sostenible, para la dignidad de los pueblos. Todo esto sin olvidar los factores muy preocupantes en la realidad actual que amenazan la educación.
Sobre el documento presentado esta mañana, el purpurado ha matizado que aún si el tema es importante y actual, es necesario subrayar que no es nuevo. Hoy en día, ha resalado, «el fenómeno relevante de las migraciones ha globalizado la realidad del multiculturalismo y de la multireligiosidad, con la consecuente necesidad de una adecuada educación intercultural».
Del mismo modo, ha dado relevancia al aspecto de la identidad de las escuelas católicas «que se conjuga bien con el respeto de la libertad personal, y por la continua formación de los dirigentes y docentes». Por último ha insistido en la palabra «diálogo» como la clave que une todos los aspectos del documento.
Por su parte, monseñor Angelo Vincenzo Zani, secretario del dicasterio ha señalado que con este documento, la Congregación «desarrolla una reflexión teórica, que será acompañada de algunas experiencias concreta, con el fin de ofrecer una inspiración, un estímulo y los fundamentos sólidos a la práctica ya vivida en tantas escuelas católicas del mundo». Además de ofrecer un recorrido por las etapas que se han realizado durante los seis años de trabajo de este documento, ha indicado que delante al 2015 la Congregación se prepara para dos grandes eventos. En ese año se celebra el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Gravissimum educationis, «un texto clave para la educación católica» y el 25 aniversario de la Constitución apostólica Ex corde Ecclesiae, texto de referencia para las universidades católicas. Ambos aniversario están ofreciendo una ocasión «para una amplia reflexión sobre la educación y sus desafíos actuales».
Para concluir, el profesor Italo Fiorin, ha recordado que a la educación se le pide que ofrezca una contribución esencial a la formación de ‘nuevos’ ciudadanos, capaces no solo de convivir en la diversidad, sino de construir junto un mundo mejor, también gracias a la contribución peculiar que cada cultura puede aportar. «De problema a desafío, de desafío a recurso, este es el itinerario sobre el que la educación está comprometida», ha indicado.
El documento está dividido en cinco temas: el contexto dentro del cual se pone el desafío de la multiculturalidad, los distintos enfoques al pluralismo de las culturas; los fundamentos de la intercultural; la educación católica en la prospectiva del diálogo intercultural; la contribución de la escuela católica.
Cabe destacar que «el documento evidencia como en el pensamiento de la Iglesia el concepto de cultura sea algo más amplio que el concepto de religión». Y la religión, de hecho, no vive en una dimensión propia, sino que «se ‘incultura’ y está al interno de una cultura que ofrece la propia aportación para una realización más rica de las personas».