El portavoz durante 22 de los 26 años que duró el el pontificado de Juan Pablo II, el español Joaquín Navarro Valls, ha destacado hoy que una persona que rezaba como el Pontífice polaco "estaba en contacto directo con Dios y por tanto era ya santo". “Desde los primeros tiempos, cuando estaba cerca de él, cuando trabajaba con él, y desde las primeras veces que lo vi sencillamente rezar; en esos momentos tuve rápidamente la certeza de que este hombre era un santo”, ha asegurado.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha invitado esta mañana al Dr. Navarro Valls a ofrecer una rueda de prensa por ser una de las personas más cercanas al beato Juan Pablo II de cara a su canonización, junto con el papa Juan XXIII, el próximo domingo.
Durante su intervención, el ex portavoz vaticano ha subrayado que los tres rasgos de la santidad del papa Wojtyla fueron: "rezar, trabajar y sonreír", pero sobre todo ha valorado su manera de orar. "La oración era para él como respirar, era constante, necesaria e intensa", ha explicado Navarro Valls, quien ha recordado entre las varias anécdotas, vividas personalmente, esta característica del Papa polaco, que a veces se olvidaba de quién estaba a su lado y no se daba cuenta del tiempo que pasaba, debido a su total concentración en la oración.
En esta misma línea, ha relatado que Juan Pablo II se paraba en la capilla cercana a su comedor para rezar tres minutos antes y después de cenar, y ha desvelado que Karol Wojtyla rezaba "teniendo en la mano pequeños trocitos de papel". "En una ocasión, le pregunté a su secretario: '¿Qué diablo son esos papelitos?'", ha revelado. En esos pedacitos de papel, que se encontraban en el reclinatorio de su capilla privada, sus colaboradores habían escrito, por petición del Papa polaco, el nombre y la causa por la que le pedían rezar en las numerosas cartas que recibía cada día. "El papa rezaba por las necesidades de los demás, jamás por sí mismo", ha apuntado.
En algunos días de sus vacaciones en el Valle de Aosta, localidad italiana de la cordillera de los Alpes, la luz de la capilla de la casa donde se alojaba permanecía encendida desde las tres de la mañana hasta el amanecer, ha rememorado. "No sabía perder un minuto sin dedicarlo a rezar. Para ello no tenía nunca prisa", ha insistido.
Navarro Valls ha subrayado también el "gran sentido del humor del pontífice" y su sonrisa siempre presente. "Una de las cosas más tristes para mí fue cómo debido a la enfermedad de Parkinson desapareció la sonrisa de su rostro", ha asegurado y ha enfatizado que "un santo nunca puede ser triste" y Juan Pablo II siempre sonreía. "A pesar de sus problemas de salud, de la cantidad de problemas que llegaban a su escritorio…nunca le faltó el buen humor", ha añadido.
Además, el estrecho colaborador del Papa polaco ha explicado que "la santidad no existe en abstracto, en el testimonio bíblico se dice que solamente Dios es Santo, la Iglesia no hace santos, confirma la vida de santidad que la persona llevó en esta tierra". En este sentido, ha apuntado que "si alguien quiere ser santo deberá comenzar lo antes posible. Porque una vez que muera no tendrá nunca más esa oportunidad".
Por último, el ex portavoz vaticano ha afirmado que "Juan Pablo II tenía una capacidad enorme para el trabajo. Un trabajo que era intenso e increíble. Era el trabajo de un santo". "Les puedo decir que en mi vida no he visto a nadie que trabajará como él. Juan Pablo II no sabía físicamente como perder un solo minuto, pero jamás tenía afán", ha proseguido. Y ha concluido reconociendo que "sus colaboradores tuvieron que aprender a llevar ese estilo de vida y él tenía una capacidad enorme de conectar las cosas más pequeñas a los valores más grandes".