El santo padre Francisco ha recibido este sábado por la mañana en audiencia a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Costantinopoli, la cual ha llegado a Roma como es tradición, en ocasión de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, que se celebra este domingo 29 de junio.
La delegación enviada por su santidad Bartolomeo I está guiada por su eminencia Ioannis (Zizioulas) metropolita de Pérgamo y co-presidente de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa.
El Santo Padre al recibirlos les manifestó su alegría de encontrar a una delegación “de la Iglesia hermana de Constantinopla” y envió su agradecimiento “al patriarca ecuménico, su santidad Bartolomé I y al Santo Sínodo, por haberles enviado a compartir con nosotros la alegría de esta fiesta».
“Mantengo vivo en mi mente el recuerdo de los recientes encuentros con el amado hermano Bartolomé” indicó el Santo Padre, y precisó que “durante nuestra común peregrinación en la tierra de Jesús hemos podido revivir la gracia del abrazo dado hace cincuenta años, en la ciudad de Jerusalén, entre nuestros venerables predecesores: Atenágora I y Pablo VI”.
El Papa agradeció a Dios porque después de ese gesto profético “el camino no se detuvo nunca”. Y añadió que “la alegría del reciente encuentro en Jerusalén con Bartolomé “se renovó cuando juntos hemos idealmente concluido esa peregrinación elevando aquí, en la tumba de san Pedro, una fervorosa invocación a Dios pidiendo el don de la paz en Tierra Santa, junto a los presidentes de Israel y Palestina”.
Hablando del encuentro fraterno tenido con Bartolomé, añadió: “Sabemos bien que esta unidad es un don de Dios, y que Altísimo nos da desde ahora la gracia para obtenerlo cada vez que, por la fuerza del Espíritu Santo, logramos a mirarnos los unos a los otros con los ojos de la fe”.
Y consideró que “si aprenderemos, guiados por el Espíritu Santo, a mirarnos siempre los unos a los otros en Dios, entonces será aún más rápido nuestro camino y más ágil la colaboración en tantos sectores de la vida cotidiana que ya ahora felizmente nos une”.
Por este motivo el Papa confió que reza por el trabajo de la Comisión mixta internacional, para que sea expresión de esta comprensión profunda, de esta teología “hecha de rodillas”.
De este modo “la reflexión sobre conceptos de primado y sinodalidad, sobre la comunión en la Iglesia universal, sobre el ministerio del obispo de Roma, no será entonces un ejercicio académico ni una simple disputa entre posiciones irreconciliables”. Y concluyó indicando que “necesitamos todos” abrirnos con coraje y confianza a la acción del Espíritu Santo”, en este camino “de tantos hermanos que confesando la fe en Jesucristo el Señor, han cumplido el ecumenismo de la sangre”.