En la homilía de este jueves en la residencia Santa Marta, el papa Francisco ha reflexionado sobre la parábola del Evangelio de hoy, que habla de un hombre que a fuerza de insistir obtiene de un amigo lo que pide. A propósito, el Santo Padre ha recordado que en la oración solicitamos muchas cosas, pero el don más grande que Dios nos puede dar es el Espíritu Santo.
De este modo, ha afirmado que esto le ha hecho pensar: «La misericordia de Dios no solo perdona –eso lo sabemos todos– sino que es generosa y da más y más…»
Francisco ha subrayado que en el Evangelio hay «tres palabras clave»: el amigo, el Padre y el don. Jesús «muestra a los discípulos qué es la oración. Y como un hombre se dirige a media noche donde una amigo para pedir algo. En la vida –ha observado el Papa– «hay amigos de oro» que realmente dan todo. «Hay otros más o menos buenos», pero la Biblia nos dice ‘uno, dos o tres.. no más’. Después, los otros son amigos, pero no como estos», ha indicado. E incluso si somos inoportunos e invasivos «la unión de la amistad hace que se nos dé lo que pedimos».
Asimismo, el Papa ha explicado que «Jesús da un paso adelante y habla del Padre: ‘¿Qué padre entre vosotros, si un hijo le pide un pez, la dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?… ‘Si vosotros que sois malos sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo!'». Por tanto –ha continuado– «no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayuda y nos da lo que nosotros pedimos: también el Padre del cielo» que «nos ama tanto y del cuál Jesús ha dicho que se preocupa por dar de comer a los pájaros del campo. Jesús quiere despertar la confianza en la oración» y dice: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y a quien llama se le abre». Esta es la oración: pedir, buscar cómo llamar al corazón de Dios. Y el Padre, ha dicho Francisco, «dará el Espíritu Santo al que se lo pide».
Y lo explica así: «este es el don, este es el ‘extra’ de Dios. Dios nunca te da un regalo, una cosa que le pides así, sin envolverlo bien, sin algo más que lo haga más bonito. Y lo que el Señor, el Padre nos da ‘aún más’ es el Espíritu: el verdadero don del Padre es aquel que la oración no osa esperar. ‘Yo pido esta gracia; pido esto, llama y rezo mucho… Solamente espero que me de esto’. Y Él que es Padre, me da eso y más: el don, el Espíritu Santo».
Finalizando la homilía, el Pontífice ha recordado que la oración se hace con el amigo, con el compañero de la vida, se hace con el Padre y se hace en el Espíritu Santo, «el amigo es Jesús».
«Es Él quien nos acompaña y nos enseña a rezar. Y nuestra oración debe ser así, trinitaria. Muchas veces: ‘¿Pero usted cree?’: ‘sí, sí’. ‘¿En qué cree?: ‘en Dios’. ‘Pero, ¿qué es Dios para usted?’: ‘Dios, Dios’ . Pero Dios no existe: ¡no os escandalicéis! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray no existe! ¡Existen personas! Jesús es el compañero de camino que nos da lo que pedimos, el Padre que cuida de nosotros y nos ama, y el Espíritu Santo que es el don, es ese ‘extra’ que nos da el Padre, lo que nuestra conciencia no osa esperar».