El padre Luis Montes, sacerdote misionero del Instituto del Verbo Encarnado, ha desarrollado sus 18 años de ministerio sacerdotal en países de Oriente Medio, donde los católicos son minoría y muchas veces son víctimas de la violencia fundamentalista.
Ha misionado seis años y medio en la localidad palestina de Ortas, situada al lado de Belén, donde se ofreció para participar en la fundación de un monasterio contemplativo; un año en el norte de Jordania; y seis en Alejandría, en Egipto.
En los últimos tiempos atiende una parroquia de Bagdad, en Irak, un país que lleva una década de posguerra tras la invasión estadounidense, con permanentes atentados terroristas y donde los cristianos han quedado en medio de los enfrentamientos entre musulmanes fundamentalistas chiítas y sunnitas. La situación se ha agravado en el último año por el avance de la sangrienta milicia del Estado Islámico.
En esta entrevista con ZENIT, el padre Luis Montes explica las terribles pruebas que atraviesan los cristianos en Irak. De los 300 mil fieles que quedan en el país, 200 mil viven como refugiados. Sufren presiones, persecución, y son asesinados de las maneras más brutales.
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¿Cuáles son las principales causas de la inestabilidad en Oriente Medio?
— P. Luis Montes: Los intereses mezquinos de los hombres poderosos; de los que ejercen el poder en sus pueblos y les fallan permanentemente; y de los de afuera que se interesan en la región por su valor económico y estratégico.
¿Cómo es la situación de las minorías, especialmente la de los cristianos?
— P. Luis Montes: Es absolutamente dramática. Presionados, perseguidos, asesinados de las maneras más brutales, sufriendo toda forma de violencia, abandonados de los que podrían hacer algo. De los 1,5 millones de cristianos de antes de la guerra, [en Irak] no quedan más que 300 mil.
¿Podrán sobrevivir en la región? ¿Existe alguna posibilidad de detener el éxodo cristiano?
— P. Luis Montes: Sí, si se ponen urgentemente los medios para ello. Es necesario hacer llegar ayuda humanitaria masiva; cortar el financiamiento externo del Estado Islámico; apoyar y presionar al gobierno iraquí para que realice una política inclusiva para todos; y ver en el seno de la ONU el modo de detener a este grupo terrorista y permitir a la gente volver a sus hogares. El problema es que son soluciones valientes que no se quieren tomar. Se prefieren tomar medidas intermedias que no solo no solucionan nada, sino que traerán más muerte en el futuro.
¿Qué pretende el Estado Islámico?
— P. Luis Montes: La implantación del Califato en los países musulmanes primero, después en los países que estuvieron alguna vez bajo el Islam, como España, y finalmente en todo el mundo.
¿Hay alguna posibilidad de entendimiento con los yihadistas del autoproclamado Califato?
— P. Luis Montes: Para ellos la misma noción de diálogo es una aberración. Lo rechazan explícitamente. Pero, si se dejasen de cometer injusticias en Medio Oriente, [el Califato] perdería mucho de su fuerza. Porque evidentemente en sus filas hay mucha gente arrastrada por la decepción y la impotencia ante el mal que han sufrido.
¿Cuáles son las repercusiones del conflicto de Irak en Occidente?
— P. Luis Montes: Este conflicto trae inseguridad a todo el mundo. Con el tiempo esto se verá más claro.
¿Podría hablarnos de los sufrimientos y alegrías de los cristianos en Irak?
— P. Luis Montes: Los sufrimientos vienen de de la maldad del corazón humano y es patente. La crueldad no solo se realiza sino que se promociona como medio de propaganda: crucifixiones, decapitaciones, torturas, violaciones, secuestros, saqueos, etc. Este pueblo está sufriendo lo indecible. Las alegrías vienen de la fuerza que Dios les da y que hacen que este pueblo sea un ejemplo para todo el mundo. Vemos repetirse lo que ocurrió en las persecuciones de los primeros siglos. En ninguna otra parte se ve tan claro lo que enseña el Concilio Vaticano II «La Iglesia «va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios» anunciando la cruz del Señor hasta que venga (cf. 1 Co 11,26). Está fortalecida, con la virtud del Señor resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas, y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos».
¿La fe de los cristianos, en los años de persecución, se ha reforzado o ha sufrido?
— P. Luis Montes: Ambas. La fe sufrida es la que da fuerzas. Se ve aquí lo mismo que en el Calvario, la derrota de Dios es en realidad la gran victoria.
¿Cuál es la situación en este momento en Bagdad?
— P. Luis Montes: La gente no cree aquí que el Estado Islámico pueda entrar en la capital con tropas porque está fuertemente protegida. Han aumentado los atentados (que por otra parte estuvieron siempre desde la invasión) pero la vida continúa más o menos como antes. Lo que más se teme es que, aumentando el odio, se llegue a una abierta guerra civil.
¿Ha pensado en abandonar el país?
— P. Luis Montes: Dios nos ha llamado a esta misión y queremos quedarnos con este pueblo que se merece tanto.
¿Qué mensaje le gustaría trasladar a nuestros lectores?
— P. Luis Montes: A todos pedimos oraciones y que den a conocer lo que está pasando. Hace falta concienciar al mundo del genocidio que se realiza en la región. Hace falta movilizar a los cristianos para que recen más. En nuestros sitios https://www.facebook.com/amigosdeirak y http://amigosdeirak.verboencarnado.net pueden seguir las noticias de este martirio que ocurre ante nuestros ojos, pueden dejar mensajes de apoyo que haremos llegar a nuestros fieles. Tenemos que aprovechar las ventajas que nos dan actualmente las redes sociales. Es tan fácil compartir ahora la información.
A los que puedan, los invitamos a enviar su ayuda a través de internet en el siguiente link: https://www.indiegogo.com/projects/relief-fund-for-persecuted-christians-in-iraq. El que no pueda mandar mucho que mande algo. ¡Con poco se hace mucho! 200 mil de los 300 mil cristianos de este país viven como refugiados y dependen para vivir de la ayuda que les puedan mandar. Y en total se calcula que hay 1,6 millones de refugiados. ¡El invierno se avecina y la necesidad es acuciante!
Por último, pedimos a todos que vivan más y mejor la caridad con las personas que tienen cerca. Esto que pasa es causado por el odio y solo el amor puede vencerlo. La caridad es una fuerza invencible, porque Dios es amor. El que quiera ayudar efectivamente puede hacerlo amando más a Dios y a sus prójimos.