El papa Francisco recibió este sábado en el Vaticano, a los participantes a la mayor conferencia hasta hoy realizada sobre el autismo, que reunió a varios cientos de operadores sanitarios, médicos y especialistas de alto nivel.
Con el título “La persona con disturbios del espectro autístico: animar la esperanza”, la cumbre organizada por el Pontificio consejo para los operadores sanitarios, se realizó del 20 al 22 de noviembre, en el Aula nueva del sínodo, en la Ciudad del Vaticano. La finalidad ha sido la de entender esta patología aún incurable, encontrar las curas y rehabilitaciones parciales existentes, y dar apoyo a las familias que acogen a estos enfermos.
La audiencia de hoy se realizó en la Sala Pablo VI, y participaron a la misma también muchas personas afectadas por el autismo, junto a sus familiares y asociaciones de sector. El Santo Padre les quiso agradecer por la iniciativa “tan llenas de mérito y actualidad, dedicada a un tema complejo como es el autismo”. Agradeció también los “significativos y conmovedores testimonios”, de las “varias asociaciones allí presentes” y se acercó al público, saludando y besando a los enfermos, niños y sus progenitores.
El Pontífice reconoció que estos disturbios que afectan a numerosos niños, tienen consecuencias sobre sus familias y constituyen situaciones “que interpelan directamente a los responsables de Gobiernos e instituciones, sin olvidar seguramente a las comunidades cristianas”.
“Es necesario –prosiguió el Papa– el empeño de todos para promover la acogida, el encuentro, la solidaridad y la esperanza», porque de esta manera se contribuye “a romper el aislamiento y en muchos casos también el estigma que pesa sobre las personas afectadas por disturbios del espectro autístico”, y que con frecuencia “pesa sobre sus familias”, para las cuales “es una cruz”.
Por ello invitó a crear “una red de apoyo y de servicios, completa y accesible, que además de involucrar a los progenitores, también lo haga con los abuelos, amigos, terapeutas, educadores y los operadores pastorales”. Porque estas figuras pueden ayudar a las familias a superar la sensación que pueden tener, de ser inadecuados e ineficaces, y provocando frustración.
Animó además a los estudiosos e investigadores, a descubrir lo antes posible los elementos de apoyo para curar y prevenir estos disturbios. Todo esto “respetando los derechos de los enfermos, sus necesidades y sus potencialiades, protegiendo siempre la dignidad que tiene cada persona”.
El Papa confió a la Virgen la protección de todos los presentes y les agradeció por sus oraciones. Rezó junto a los presentes una Ave María e impartió su bendición.
Al concluir rezó también una oración por el alma del cardenal Angelini, fundador de Consejo de la salud, y a quien “el Señor ha llamado hacia sí esta noche”.
Padre Nuestro; Ave María y Gloria. Requiem aeternam …