«Dios es bueno conmigo; me da una sana dosis de inconciencia. Voy haciendo lo que tengo que hacer». «Una cosa que me dije desde el primer momento fue: ‘Jorge, no cambies, seguí siendo el mismo porque cambiar a tu edad es hacer el ridículo’». Estas son algunas de las declaraciones que, con la espontaneidad de siempre, el papa Francisco ha realizado en una entrevista con el diario La Nación de Argentina.
El Pontífice, que el 17 de diciembre cumplirá 78 años, ha explicado que la reforma de la Curia romana en curso no estará lista el año próximo, como se especulaba. También ha hablado, con gran naturalidad, de las dificultades a las que se enfrenta en la Iglesia. «Las resistencias ahora se evidencian, pero para mí es un buen signo que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar las cosas, es muy sano», ha afirmado el Santo Padre, en un encuentro de unos 50 minutos con la corresponsal de La Nación en Italia, Elisabetta Piqué, que ha tenido lugar el pasado jueves en la Casa de Santa Marta.
En su larga conversación con la periodista, el Papa ha tratado la situación de los católicos divorciados y vueltos a casar, y se ha animado a definirlos como «excomulgados de hecho». Además, ha señalado que «el cardenal alemán Walter Kasper lo que hizo fue decir que busquemos hipótesis, es decir, él abrió el campo. Y algunos se asustaron». Para tranquilizar a los que creen que el Sínodo sobre la familia ha creado confusión, Francisco ha explicado que esa asamblea «es un proceso» y que no se ha cambiado «ningún punto» de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. «No tengo miedo de seguir el camino de la sinodalidad, porque es el camino que Dios nos pide. Es más, el Papa es garante, está ahí para cuidar eso también», ha concluido el Pontífice argentino.