El santo padre Francisco visitará la cárcel de Rebibbia en Roma el día 2 de abril, Jueves Santo. Allí, a las 17.30 en la Iglesia “Padre Nuestro” celebrará la misa “in coena Domini” durante la cuál lavará los pies a algunos detenidos y detenidas de la cercana cárcel femenina.
Por su parte, el Limosnero pontificio, monseñor Konrad Krajewski, acudió a esta cárcel el pasado mes de diciembre por encargo del santo padre Francisco para celebrar la Santa Misa y llevar como regalo de parte del Papa el libro de oraciones que fue distribuido ese domingo en la plaza de San Pedro, abierto por la frase de Francisco: «Cuando rezo, Dios respira en mí».
No será la primera vez que los presos de la cárcel de Rebibbia reciban la visita de un Papa. Benedicto XVI hizo una visita pastoral a este lugar en diciembre de 2011. Allí dirigió un discurso a los encarcelados y respondió a algunas de sus inquietudes. Asimismo, Juan Pablo II estuvo en esta prisión, cuando visitó allí a Ali Agca, el hombre que trató de asesinarlo.
Al igual que en los dos Jueves Santos anteriores, Francisco ha decidido ir a las periferias y cumplir el tradicional gesto del lavatorio de pies. Ya como cardenal, Bergoglio tenía costumbre de celebrar la misa del Jueves Santo en una cárcel, un hospital o una residencia para pobres o marginados.
En la Semana Santa del 2014, el Papa lavó los pies a 12 personas que sufren discapacidad, en la tarde del Jueves Santo. El lugar elegido en esa ocasión fue el Centro para personas discapacitadas «Santa María de la Providencia» de la Fundación Don Carlo Gnocchi. Los doce pacientes del Centro de la Fundación Don Gnocchi con discapacidad, algunos temporal y otros crónica, tenían entre 16 y 86 años. Entre ellos había 3 extranjeros -uno de ellos de religión musulmana- y los demás de nacionalidad italiana.
El año anterior, Francisco visitó el Penitenciario de Menores de Casal del Marmo, situado en el norte de Roma. De los doce jóvenes, dos eran mujeres y también había dos musulmanes. Esa era la tercera visita a dicha cárcel por un Papa, la primera fue realizada por Juan Pablo II el 6 de enero de 1980, después Benedicto XVI lo hizo el 18 de marzo de 2007 y finalmente Francisco.
El primer Papa que realizó una visita a una prisión fue Juan XXIII, el 26 de diciembre de 1958 en la cárcel romana de Regina Caeli.