El Patriarca católico de Cilicia de los Armenios, recientemente fallecido, “hizo que el sufrimiento del pueblo armenio durante su historia se convirtiera en una acción de gracias a Dios considerando el ejemplo de los mártires y de los testigos». Así lo asegura el papa Francisco en un mensaje enviado miércoles con motivo de las exequias de Su Beatitud Nersès Bédros XIX Tarmouni.
El Santo Padre añade que Nersès Bédros XIX, obtuvo de Dios «el bálsamo del consuelo y la reconciliación, el único que puede curar las heridas más profundas de las almas y de los pueblos”. Y, recuerda que , pudo regocijarse con todo el pueblo armenio “por la elevación de San Gregorio de Narek al título luminoso de Doctor de la Iglesia”.
El Patriarca falleció el pasado 25 y el funeral se ha celebrado en la catedral de san Gregorio y San Elías en Beirut (Líbano). El mensaje del Santo Padre dirigido al obispo Grégoire Ghabroyan, administrador del Patriarcado de Cilicia de los Armenios, fue leído durante la ceremonia fúnebre por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Su Beatitud –explica Francisco en su mensaje– deseaba que la influencia espiritual de San Gregorio de Narek fuera un ejemplo para los pastores y los fieles, convencido de que en este santo “todo el mundo puede experimentar las maravillas que el Señor es capaz de lograr en el corazón que se abre a Él en la simplicidad y la humildad diaria, siendo al mismo tiempo solidario con el drama de la humanidad mediante una intercesión sin tregua”.
Además, en el texto, el Papa reconoce que con gran tristeza recibió la noticia del fallecimiento de “nuestro querido hermano en Cristo, Su Beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, Patriarca de Cilicia de los Armenios Cilicia”. Asimismo, Francisco asegura guardar en el corazón el recuerdo de su encuentro con él, acompañado por los obispos del Sínodo y los fieles de esta Iglesia Patriarcal, “con motivo de la conmemoración de las víctimas de Metz Yegern y de la proclamación de San Gregorio de Narek, a Doctor de la Iglesia Universal”.
<p dir=»ltr»>Al respecto, indica que “estos acontecimientos vividos al lado de las reliquias del apóstol San Pedro es como si hubieran jalonado el recorrido fiel de vuestro »Caput y Pater» revelando algunos aspectos característicos de su persona”.
Por otro lado, el Pontífice recuerda en su mensaje que el Patriarca estaba, ante todo, “profundamente arraigado en la Roca que es Cristo”. Pensaba –añade– que el tesoro más grande que el obispo está llamado a administrar es la fe procedente de la predicación apostólica. Y por ello, Francisco subraya que “Su Beatitud se entregó generosamente a su difusión, en particular favoreciendo la promoción permanente del clero para que, incluso en contextos difíciles, los ministros de Dios renovasen su adhesión a Cristo, única esperanza y consuelo de la humanidad”.
Para concluir, el Pontífice invita a recoger la herencia que dejó el Patriarca Nerses e implora al Espíritu Santo «que siga renovando la faz de la Iglesia Católica Armenia”.