El papa Francisco se ha trasladado este jueves por la tarde al “Coliseo Don Bosco” de Santa Cruz de la Sierra, para participar en un multitudinario y festivo encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.
La reunión ha comenzado con el saludo de bienvenida al Santo Padre por parte de monseñor Roberto Bordi, obispo responsable de acompañar a la Vida Consagrada en Bolivia, seguido de un momento de oración. Asimismo, el Pontífice ha escuchado atentamente los testimonios de un sacerdote, una religiosa y un seminarista.
A continuación, el Papa ha pronunciado un discurso plagado de anécdotas y buen humor. Dirigiéndose a todos los presentes, ha lamentado la actitud de quienes hacen ‘zapping’ ante el dolor de su gente y no logran involucrarse en sus vidas.
“Podríamos llamarlo, la espiritualidad del zapping. Pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van atrás de la última novedad, del último best seller pero no logran tener contacto, relacionarse, involucrarse”, ha explicado Francisco.
En su alocución, el Santo Padre ha reflexionado sobre el pasaje del Evangelio que narra la experiencia de Bartimeo, para comentar las formas de reaccionar “frente al dolor de aquél que está al borde del camino, de aquél que está sentado sobre su dolor”. “Tres son las respuestas frente a los gritos del ciego. Podríamos decirlo con las palabras del propio Evangelio: pasar, cállate, ánimo, levántate”, ha dicho.
“La compasión no es zapping, no es silenciar el dolor, por el contrario, es la lógica propia del amor. Es la lógica que no se centra en el miedo sino en la libertad que nace de amar y pone el bien del otro por sobre todas las cosas”, ha subrayado, al tiempo que ha exhortado a pasar de la indiferencia del zapping al “ánimo, levántate”.
El Pontífice ha reprobado esa tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia. “Nos decimos: es normal, siempre ha sido así. Es el eco que nace en un corazón blindado, cerrado, que ha perdido la capacidad de asombro y por lo tanto, la posibilidad de cambio”, ha apuntado.
También ha puesto en evidencia a quien dice: “Cállate, no molestes”. Al respecto, ha bromeado sobre el cura que dice a la madre que saque de la Iglesia al niño, porque está llorando mientras él está predicando.
El Papa ha criticado además la casta de religiosos que poco a poco se separa de su pueblo. “Han hecho de la identidad una cuestión de superioridad. Esa identidad se hace superior. Ya no son pastores, sino capataces”, ha enfatizado.
“Escuchan pero no oyen, ven pero no miran. La necesidad de diferenciarse les ha bloqueado el corazón. La necesidad de decirse: no soy como él, como ellos, los ha apartado no sólo del grito de su gente, ni de su llanto, sino especialmente de los motivos de alegría”, ha asegurado.
Por último, Francisco ha recordado que “en Ecuador me permití decirles a los curas y a las monjas que pidan todos los días la gracia de la memoria, de no olvidarse de dónde te sacaron. Te sacaron de detrás del rebaño, no te olvides, no niegues tus raíces”. La celebración ha concluido con la bendición final y el canto de la Salve en latín.