Más de 30 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna, traficadas en un mercado abominable con ganancias ilegales que se estiman en 150 mil millones de dólares al año. Este es un tema que preocupa a la Iglesia, y el papa Francisco desde el principio se ha mostrado cercano a las iniciativas organizadas para combatir esta lacra social.
Alcaldes de todas las partes del mundo, gobernadores locales y representantes de las Naciones Unidas se reunirán en el Vaticano para compartir las mejores prácticas para combatir el cambio climático y la esclavitud moderna. Han sido convocados por la Pontificia Academia de las Ciencias y la de las Ciencias Sociales, y las Naciones Unidas, en un congreso sobre “Esclavitud moderna y cambio climático: el compromiso de las ciudades” y el simposio “Prosperidad, gente y planeta: Consecución de un desarrollo sostenible en nuestras ciudades”. Ambos encuentros tendrán lugar en el Vaticano el 21 y 22 de junio, el primer día en el Aula Nueva del Sínodo y el segundo en la Casina Pío IV.
Entre los presentes, de hispanoamérica estarán de Madrid, México D.F, Bogotá, Costa Rica, Río de Janeiro y San Pablo. El evento podrá seguirse en redes sociales con el hashtag #mayorscare.
El canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, explicó en la rueda de prensa de presentación del congreso, cómo surgió la iniciativa de invitar a los alcades. De este modo, precisó que hace dos años, en la sede de la Pontificia Academia de las Ciencias, se creó, junto con el Papa y el cardenal Nichols con algunos obispos, el grupo de Santa Marta, “que reúne a los jefes de policía y los obispos de todo el mundo”. En esa ocasión los jefes de policía subrayaron la importancia del apoyo de los obispos a favor de una mayor toma de conciencia de su compromiso moral en relación con los más pobres de los pobres. Pero, al mismo tiempo, indicaron que “sus superiores directos no son los obispos sino los gobernantes, y en muchos casos los propios alcaldes”. Siguiendo este consejo –observó monseñor Sorondo– hemos tratado de reunir a los alcaldes para encontrar juntos las mejores prácticas a favor de la contención del cambio climático y la eliminación de nuevas formas de esclavitud.
Por otro lado, monseñor Sánchez Sorondo aseguró que la Pontificia Academia de las Ciencias está de acuerdo con el Santo Padre al percibir la clara unión entre estas dos emergencias: la crisis del clima y la crisis social.
De este modo, manifestó su claro compromiso para que “toda la sociedad tome conciencia de estos fenómenos y de las responsabilidades de estas crisis y reaccione con firmeza, con un nuevo imperativo moral, para toda la humanidad a favor del bien común”. Y en esta ámbito moral fundamental de las ciudades, “sus alcaldes desempeñan un papel clave”, afirmó.
Han sido muchos los alcaldes invitados y ninguno ha dicho que no, excepto el de Londres por tener otros compromisos. El Papa estará presente en el acto el primer día, pero no es seguro que pueda saludar a todos los alcaldes, ya que hay al menos 70 confirmados.
Otra de las precisiones que se hizo durante la rueda de prensa, es que el acto no es organizado por las Naciones Unidas en el Vaticano, si no que la organización es conjunta. La Naciones Unidas no son “el demonio” y existe una colaboración para organizar iniciativas igual que sucede con otras instituciones.
Monseñor Sorondo también habló del relativismo que ve al otro como mero objeto. A propósito reconoció que estos fenómenos climáticos inducidos por los seres humanos, junto a la cultura del relativismo, “empujan una persona a aprovecharse de otra como mero objeto, obligándola a trabajos forzados y reduciéndola a la esclavitud”. Para el papa Francisco –recordó– ésta es la misma lógica que lleva a explotar sexualmente a los niños o a abandonar a los ancianos que no sirven para los propios intereses.
Durante la rueda de prensa, participó también el consultor Alessandro Gaetano, quien precisó que debido a la globalización, los alcaldes no solo hablan a sus ciudades, sino a todo el mundo. Por eso deben ser “estímulo y ejemplo para las naciones”.