Los 50 alcaldes de todo el mundo que han participado en el taller “Esclavitud moderna y cambio climático: el compromiso de las ciudades”, (Modern slavery and climate change: the commitment of the cities), han firmado una declaración final.
El evento promovido este martes y miércoles por la Pontificia Academia de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, junto con las Naciones Unidas se ha desarrollado en el Vaticano, hoy en la Sala del Sínodo y mañana en la Casina Pio IV.
Reconociendo la responsabilidad y el rol vital de las ciudades y de los alcaldes, “nos empeñamos a construir en nuestras ciudades y en nuestros ambientes” condiciones favorables “para los pobres y todos los que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, para reducir su exposición a los eventos extremos relacionados al clima y a otros desastres económicos, sociales y ambientales que favorecen el tráfico de seres humanos y peligrosas migraciones forzadas”, indica la declaración.
Al mismo tiempo los primeros ciudadanos se empeñan a “poner fin al abuso, a la explotación, a la trata y a todo tipo de moderna esclavitud, incluidos los trabajos forzados y la prostitución, el tráfico de órganos y la esclavitud doméstica”, y a desarrollar “programas de recolocación interna y reintegración que impidan repatriar si no es querido por las víctimas de trata”.
El objetivo de los alcaldes es por lo tanto volver las ciudades y los conglomerados urbanos “siempre más socialmente inclusivos, seguros, resistentes, sostenibles”.
“El cambio climático inducido por el hombre es una realidad científica y su control eficaz es un imperativo moral para la humanidad”, indican. El documento subraya además la importancia de crear incentivos financieros para facilitar la transición desde sistemas energéticos a base de emisiones de carbono hacia las energías renovables” y propone desplazar financiamientos públicos desde gastos militares hacia “inversiones urgentes para el desarrollo sostenible”
El documento de los alcaldes indica dos “emergencias interconectadas”, el “cambio climático inducido por el hombre, y la exclusión social en las formas extremas de pobreza radical, moderna esclavitud y tráfico de seres humanos”.
La declaración indica también que se ha considerado la evidencia científica del cambio climático inducido por el hombre, la pérdida de la biodiversidad, basándose en la última encíclica del Papa.