El papa Francisco durante el viaje apostólico que realizará en Cuba y Estados Unidos del 19 al 28 de este mes, canonizará a fray Junípero, que consumió su vida evangelizando lo que fue Nueva España, México y después California. La ceremonia será el martes 23 de septiembre en Washington.
El sacerdote Timothy Peter, quien trabajó tres años hasta 2014 en una de las misiones más famosas de fray Junípero, la de San Juan de Capistrano, en Roma conversó con ZENIT. A continuación compartimos con nuestros lectores la entrevista.
El sacerdote recordó que la misión de San Juan de Capistrano, conocida también en el mundo por las golondrinas que emigran cada año, “fue fundada por fray Junipero Serra en 1776 cuando puso la primera piedra”. Añadió que “la misión es muy bonita y se puede visitar”, y admirar “las gruesas murallas construidas de adobe”. Comentó que con el crecer del número los files que frecuentaban la misión “en 1806 construyeron otra Iglesia más grande, aunque solamente duró seis años, porque fue destruida por un terremoto”, y en cambio “la primera iglesia y la misión resistieron y están conservadas bien”.
Sobre un debate existente en medios estadounidenses sobre la labor del futuro santo franciscano, de alguna actitud dura que Junípero habría tenido con indígenas, padre Peter comento que aún hoy en día “allí viven también descendientes de los habitantes autóctonos indios que son católicos y en esta comunidad dicen que en tradición oral que les ha llegado se indica que fray Junípero era una persona hermosa que les había tratado siempre bien”.
“Hoy en día en esta ciudad –explica el sacerdote– que tiene unos 30 mil habitantes, cada domingo unos 4 mil católicos vienen a misa, a esta Iglesia o a la otra más grande reconstruida. Allí se celebran seis misas en inglés, dos en español y en la misión antigua dos en latín”.
Interrogado sobre la variedad étnica de la población, el padre Peter precisó: “Es una mezcla de personas, como es la realidad de California del Sur, con tantos inmigrantes hispanos, y como sacerdotes trabajamos con todos ellos”. Subrayó la importancia que tiene para la población hispana que “exista un santo que es franciscano, sacerdote, español, en este territorio que fue Nueva España, México y después California”.
Recordó también que “cuando Estados Unidos estuvo en guerra con México, tomó las misiones y que la Iglesia solamente reobtuvo la poseción de las misiones cuando el presidente Abraham Lincon, un mes antes de su asesinato, escribió una carta a cada misión dándole la posesión de la misma. Y así cada misión tiene esta carta”.
Pocos meses atrás, en mayo, cuando el papa Francisco celebró una misa en el Pontificio Colegio Americano, refiriéndose al franciscano español nacido el 24 de noviembre de 1713 en Petra, Mallorca, y a la evangelización que realizó, indicó: “Un tal celo nos provoca: ¡Es para nosotros un gran desafío!” y se interrogó: “Somos hoy capaces de responder con la misma generosidad y coraje a la llamada de Dios, que nos invita a dejar todo para adorarlo, seguirlo, encontrarlo en el rostro de los pobres, para anunciarlo a quienes no han conocido a Cristo, y por lo tanto no se han sentido abrazados por la misericordia”.