Creo que hay y somos personas estupendas, abiertas, dispuestas, alegres, serias sin perder el humor, generadoras de cambios para el bien de todos, saludables en los pensamientos que van al Encuentro más allá de las diferencias.
Cuando decidimos reunirnos con amigos, compañeros de clase o familia para buscar encaminar un proyecto o tema que nos preocupa, hay un rasgo que es muy importante. ¿Quiénes van a estar en el grupo? Si es importante, ¿dónde nos reuniremos? También hay que acordarlo: ¿cuándo? Claro que es óptimo sea atendiendo según la contingencia de los temas. ¿Quiénes, qué, cuándo y dónde? Todo es importante cómo lo es muy importante “la actitud” con qué acudimos a ese Encuentro.
La actitud ha de ser la disposición de nuestro corazón cristiano, creyente y con unas características que nos propone en el papa Francisco: actitud de servicio, de camino y gratuidad.
El sínodo es un encuentro entre caminos, es querer caminar juntos. El papa y los obispos quieren caminar con cada uno, con las familias, tal como lo quiere Jesús y para ello se reunirán en octubre.
Lo más importante es que la actitud con la que el papa Francisco invita al sínodo es aquella que imita a Jesús: saliendo de nosotros mismos, con esperanza y unos corazones que creen por eso anuncian el amor.