En una audiencia, Francisco les invitó a expresar la maternidad de la Iglesia, madre misericordiosa. El nuevo superior general encomendó a su fundador el viaje del Santo Padre a Cuba
«Mística benedictina, agraciada con experiencias sobrenaturales, padeció la incomprensión de uno de sus directores espirituales. Fue una gran abadesa que rigió santamente a la comunidad hasta el fin de sus días»