El santo padre Francisco recibió este viernes en el Vaticano a los participantes del 35 Congreso Nacional Italiano de diversos centros de ayuda a la vida.
Tras ser recibido con gran entusiasmo por los presentes, uno de sus responsables dirigiéndose al Papa le agradeció que en el jubileo de la Misericordia los sacerdotes podrán dar la absolución a las mujeres que han abortado, y señaló que el aborto es fruto de la cultura del descarte. Indicó también que han dado apoyo concreto a 170 mil gestantes, entere ellas a muchas mujeres emigrantes.
El Santo Padre les invitó a seguir dando atención y solidaridad a tantas personas en condiciones de vida difícil, y cintando la encíclica Laudato Si’ recordó que si bien de un lado ‘no parece practicable el camino educativo para acoger a los seres humanos que nos rodean (…) desde el momento que no se da protección al embrión humano, de otro la vida humana es un don que tiene que ser protegido de las diversas formas de degradación’.
Por ello, les señaló que la labor que realizan “no es solamente un servicio social», y les invitó a que como discípulos de Cristo ayuden en particular a quienes son vulnerables debido a la pobreza, enfermedad, desempleo y por la falta de una casa. “Cuantos ancianos sufren el preso de la soledad”, dijo. Pero también “¡Cuántos jóvenes están perdidos y amenazados por las dependencias y otras esclavitudes, y esperan encontrar confianza en la vida!”.
“Estas personas, heridas en el cuerpo y en el espíritu –indicó el Pontífice– son la imagen de aquel hombre del Evangelio que, recorriendo el camino de Jerusalén a Jericó, tropezó con los brigantes que le asaltaron y golpearon. Él sufrió primero la indiferencia de algunos y después la proximidad del buen samaritano”.
Así, el Santo Padre indicó que “también en nuestra época existen aún tantos heridos a causa de los brigantes de hoy”, delante de los cuales “algunos mirarán hacia el otro lado o siguen de largo”, mientras en cambio otros “se detienen y responden con dedicación generosa a su pedido de ayuda”.
«Les agradezco», dijo el Papa a todos estos movimientos, “por el bien que han hecho y que realizan con tanto amor” y les animó “a proseguir con confianza en este camino, siendo buenos samaritanos”.
Les indicó saber que en los centros de ayuda a la vida “reciben siempre a todos, sin discriminar debido a la religión o a la nacionalidad”. Así como de “la importante cantidad de mujeres, especialmente inmigrantes que se dirigen a estos centros» y ésto «demuestra que cuando se ofrece un apoyo concreto, la mujer a pesar de los problemas y condicionamientos, puede hacer triunfar dentro de sí el sentido del amor y de la vida materna”.
