Todo el mundo está hoy en guerra, y ésto no tiene justificación. Más aún, rechazar el “camino de la paz” hace que Dios mismo llore. Lo ha asegurado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
Haciendo referencia al Evangelio del día, el Santo Padre ha explicado que Jesús se acerca a Jerusalén y la observa y llora, dirigiendo a la ciudad estas palabras: “¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos”. Y ha añadido que “Jesús también hoy llora. Porque hemos preferido el camino de las guerras, el camino del odio, el camino de las enemistades”.
El Santo Padre ha recordado que estamos cerca de la Navidad y habrá luces, fiestas, árboles luminosos, pesebres… “todo maquillado: el mundo continúa haciendo la guerra, haciendo las guerras. El mundo no ha comprendido el camino de la paz”.
También ha querido recordar las recientes conmemoraciones de la segunda Guerra Mundial, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, su visita a Redipuglia el año pasado por el aniversario de la Primera Guerra. “Matanzas inútiles”, ha precisado repitiendo las palabras del papa Benedicto XV. Así, ha advertido que “hay guerra por todas partes, hoy, hay odio”. Por eso ha planteado una pregunta: “¿qué queda de una guerra, de ésta, que estamos viviendo ahora?”
El Papa ha respondido que deja: “ruinas, miles de niños sin educación, tantos muertos inocentes, muchos, y mucho dinero en los bolsillos de los traficantes de armas”.
A propósito, el Pontífice ha precisado que la guerra es precisamente decidir de las riquezas: “hagamos armas, así la economía se equilibra un poco, y vamos adelante con nuestros interés”. Y ha recordado que hay una palabra fea del Señor: “¡Malditos!”. Porque Él ha dicho: “bienaventurados los que trabajan por la paz”. Por eso, Francisco ha indicado que los que trabajan por la guerra, los que hacen guerra, son malditos, son delincuentes.
A continuación, el Santo Padre ha observado que una guerra se puede justificar –entre comillas– con muchas, muchas razones. “Pero cuando todo el mundo, como hoy, está en guerra, ¡todo el mundo! es una guerra mundial por partes: aquí, allí, allí, por todas partes …, no hay justificación. Y Dios llora. Jesús llora”, ha precisado.
Por otro lado, el Santo Padre ha advertido que mientras los traficantes de armas hacen su trabajo “están los pobres trabajadores de paz que solamente por ayudar a una persona, a otra, a otra, a otra, dan la vida”.
A este punto, ha puesto como ejemplo a “un símbolo de nuestro tiempo: Teresa de Calcuta”. Contra la cual se podría decir, con el cinismo de los poderosos, “¿pero qué ha hecho esa mujer? ¿Ha perdido su vida ayudando a la gente a morir?” Por eso el Papa ha reconocido que “no se entiende el camino de la paz”.
Para finalizar la homilía, el Pontífice ha asegurado que nos hará bien pedir la gracia del llanto, “para este mundo que no reconoce el camino de la paz. Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no quiere no hacerla”. Por eso, ha invitado a “pedir la conversión del corazón. Precisamente a la puerta del Jubileo de la Misericordia, que nuestro júbilo, nuestra alegría, sea la gracia que el mundo encuentre de nuevo la capacidad de llorar por sus crímenes, por lo que hace con las guerras”.