El papa Francisco recibió este viernes en el Vaticano al presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, a quien saludó en ucraniano.
Posteriormente, el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, explicó que el joven Bergoglio cuando era monaguillo en Buenos Aires, algunas veces ayudó en la misa a un sacerdote ucraniano del rito católico. De este modo, aprendió algunas palabras en dicho idioma. También indicó que este sacerdote urcraniano está enterrado en Roma en la basílica de Santa Sofía y que el presidente Poroshenko ha ido a rezar ante su tumba.
La conversación privada entre el Pontífice y el presidente duró 22 minutos, y concluido el coloquio entraron en la biblioteca del Papa las diez personas que acompañaban al mandatario ucraniano, además de su esposa. El Santo Padre hablaba en italiano, mientras que el presidente en inglés, ayudados por un intérprete.
«Las conversaciones, se han desarrollado en una atmósfera de cordialidad y durante las cuales se han reiterado las buenas relaciones entre la Santa Sede y Ucrania», indica el comunicado del Vaticano. Y precisa que las conversaciones «se han centrado principalmente en las cuestiones relacionadas con la situación del conflicto en el país», o sea, con la vecina Rusia.
El comunicado añade que existe «un deseo compartido de que con el esfuerzo de todas las partes interesadas, se privilegien las soluciones políticas, empezando por la realización plena de los Acuerdos de Minsk».
«Asimismo se ha puesto de manifiesto –prosigue la nota– la preocupación por las dificultades a la hora de enfrentar la emergencia humanitaria, con una referencia especial al acceso de las organizaciones especializadas en la zona afectada por las hostilidades y a la asistencia sanitaria». Pero también sobre el «intercambio de prisioneros, además de las repercusiones económicas y sociales del conflicto en todo el territorio».
Un encuentro, explica el comunicado que «ha brindado la ocasión para poner de relieve el importante papel de las Iglesias en la sociedad, además de la aportación de las comunidades greco-católicas y de rito latino a la vida del país».
El presidente agradeció al Papa la oportunidad de este encuentro y le regaló un ángel de cristal con dos pedazos de ámbar, uno en el corazón y otro en la aureola. Se trata de una artesanía típica de su país. Poroshenko le dijo a Francisco que esperaba que al ver la figura del ángel, se acordara de Ucrania.
Por su parte, el Papa le regaló la medalla de bronce con un olivo que une a una roca partida y le deseó la paz para Ucrania. También le entregó una copia de la Laudato Si’ y de la Evangelii gaudium.
Sucesivamente, el presidente Poroshenko se entrevistó con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, a quien acompañaba el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las relaciones con los Estados.