El papa Francisco recibió esta sábado a los más de siete mil participantes del Congreso Mundial “Educar Hoy y Mañana. Una pasión que se renueva”, promovido por la Congregación para la Educación Católica, que concluyó con este encuentro en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Respondiendo de forma improvisada a algunas preguntas, el Santo Padre subrayó que los maestros se encuentran entre los trabajadores peor pagados, pero juegan un papel extraordinario en la promoción de la humanidad. El Pontífice advirtió también de los riesgos de una educación selectiva, que distancia a los ricos de los pobres, e invitó a los presentes a apostar por una educación inclusiva.
“No se puede hablar de una educación católica sin hablar de humanidad –dijo el Papa– porque precisamente la identidad católica es Dios que se hizo hombre”. “Educar cristianamente no es solo hacer una catequesis. Esta es una parte. No es solo hacer proselitismo. No hagáis nunca proselitismo en las escuelas, ¡eh! ¡Nunca! La educación cristiana es sacar adelante a los jóvenes, a los niños en los valores humanos, en toda la realidad, y una de esas realidades es lo trascendente”, añadió.
Hoy, prosiguió Francisco, existe una tendencia al “neopositivismo, es decir, a educar en las cosas inmanentes, en el valor de las cosas inmanentes, y esto sucede en los países de tradición cristiana y en los países” de otras tradiciones. “Falta la trascendencia”, lamentó.
Para el Santo Padre, “la mayor crisis de la educación, para que sea cristiana, es este cierre a lo trascendente. Estamos cerrados a la trascendencia”. “Preparar los corazones para que el Señor se manifieste, pero en su totalidad. Es decir, en la totalidad de la humanidad que también tiene esta dimensión de la trascendencia. Educar humanamente, pero con horizontes abiertos. Para la educación, no sirve todo tipo de cierre”, enfatizó.
A continuación, el Pontífice señaló que “la educación se ha vuelto demasiado selectiva y elitista” y advirtió de que parece que solo tienen derecho a la educación algunas personas que tienen un cierto nivel económico. “Es una realidad que nos lleva hacia una selección humana, y que en lugar de unir a los pueblos, los separa; También, distancia a los ricos de los pobres, distancia a esta cultura de la otra. Pero esto también ocurre en lo pequeño: ¡se ha roto el pacto educativo entre la familia y la escuela! Hay que volver a empezar”, afirmó.
Entre “los trabajadores peor pagados están los educadores” –aseguró el Papa– y “esto significa simplemente que el Estado no tiene interés. Si lo tuviera, las cosas no irían así”. Por eso, indicó, “aquí está nuestro trabajo: buscar nuevos caminos”. “Hoy se necesita una educación de emergencia, hay que arriesgar con la educación informal, porque la educación formal se ha empobrecido debido a la herencia del positivismo. Solo concibe un tecnicismo intelectualista y el lenguaje de la cabeza. Y por eso, se ha empobrecido. Tenemos que romper este esquema”, insistió.
La verdadera escuela, explicó Francisco, “debe enseñar conceptos, hábitos y valores; y cuando una escuela no puede hacer esto, esta escuela es selectiva y exclusiva, para unos pocos”.
El Santo Padre reitero que el primer reto es dejar los “lugares donde hay muchos educadores” para ir “a las periferias”, porque allí los jóvenes tienen “la experiencia de la supervivencia”, “tienen una humanidad herida”, y a partir de estas heridas tiene que empezar el trabajo del educador. “No se trata de ir allí para hacer la caridad, para enseñar a leer, para dar de comer, no. Esto es necesario, pero es temporal. Es el primer paso. El problema –y ese es el desafío al que os animo– es ir allí para hacerlos crecer en humanidad, en inteligencia, en valores, en hábitos, para que puedan seguir adelante y llevar a los otros experiencias que no conocen”.
Por último, el Pontífice indicó que “el fracaso más grande que puede tener un educador es educar ‘dentro de los muros’. Educar en el interior de los muros, los muros de una cultura selectiva, los muros de una cultura de la seguridad, los muros de un sector social que es acomodado y del que no puede salir más”.
El Congreso “Educar Hoy y Mañana. Una pasión que se renueva” se desarrolló en la localidad de Castel Gandolfo y durante tres días educadores de diferentes partes del mundo reflexionaron a la luz de dos documentos conciliares: la Declaración Gravissimum educationis y la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae. Ambos textos orientaron a los participantes en la búsqueda de soluciones a la problemática educativa y a relanzar el compromiso de la Iglesia en este ámbito.