El papa Francisco inició su último día del viaje apostólico en República Centroafricana, visitando la mezquita central de Bagui, en el barrio kilómetro 5.
El imán Tidiani Moussa Naibi, le dio la bienvenida e indicó que la visita a la mezquita es un símbolo, y quiso reiterar que “las relaciones entre hermanos y hermanas cristianos y musulmanas son tan profundas, que ninguna maniobra podrá apagarlas o abolirlas”.
Añadió que si bien los autores de desórdenes podrán atrasar uno u otro proyecto de interés común, nunca podrán “destruir los lazos de fraternidad que unen sólidamente nuestras comunidades”.
El imán agradeció la solidaridad del mundo, de los diversos entes internacionales, y “no ignoramos ni olvidaremos jamás las decenas de jóvenes soldados de diferentes paísies que perdieron la vida para aportar la paz a nuestro pueblo”. Motivo por el cual “decimos gracias desde el fondo del corazón”.
El líder musulmán añadió que “la solidaridad del mundo hacia el pueblo centroafricano se manifiesta hoy a través de vuestra visita a nuestro país y a la Mezquita central de Bangui».
Por otro lado, recordó que su pueblo no es violento, y que esta situación no está llamada a mantenerse eternamente, sino “es simplemente un momento de nuestra historia, un momento doloroso, deplorable, pero un momento solamente”.
E indicó que la esperanza permite esperar en múltiples acciones que traerán la paz, en las elecciones libres y democráticas, a crear buenas condiciones para gestionar el Estado, “que conduce con coraje y constancia el Gobierno de transición”.
Al concluir el líder musulmán pidió: “Pueda el único Dios, el Omnipotente, y Omnisciente, traer al paz a nuestro país. Una paz igual, justa y fértil”.