Mientras el máximo responsable de la economía y las finanzas de la Santa Sede, y estrecho colaborador del papa Francisco, el cardenal australiano George Pell, se encuentra testificado por su actuación ante los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos en Australia, un grupo de víctimas presentes en Roma ha escrito una carta a mano ayer por la noche y se la han enviado este miércoles al Pontífice y al cardenal vicario Agostino Vallini.
En la misiva, los firmantes le piden al Santo Padre ser recibidos antes de que dejen la capital italiana el próximo viernes. “Queremos la ayuda del Pontífice y de la Iglesia para que esto no vuelva a ocurrir, queremos proteger a nuestros hijos de lo que sufrimos nosotros”, ha declarado a los medios Paul Levey, víctima del sacerdote Gerald Risdale, actualmente encarcelado en Australia por haber abusado sexualmente de decenas de menores.
“No queremos hacer recriminaciones por lo sucedido, queremos solamente que la Iglesia nos ayude a apoyar y salvar a muchas víctimas que todavía no han hablado y que necesitan ayuda”, ha añadido.
“Somos pacíficos, no estamos aquí para combatir, pues no tenemos la fuerza, queremos solamente ayuda para nuestra comunidad y creemos que podemos hacerlo al lado de la Iglesia”, ha concluido Levey, cuyo viaje a la Ciudad Eterna ha sido costeado a través de donaciones voluntarias.
El cardenal Pell está siendo interrogado por videoconferencia desde un hotel de Roma por la Comisión Real australiana para una Respuesta Institucional al Abuso Sexual de Menores. Al responder sobre los crímenes cometidos por curas pedófilos en su país y de su presunto ocultamiento de los casos, el purpurado ha señalado que su predecesor y arzobispo de Melbuorne, Mons. Frank Little, que falleció en 2008, no lo había informado y él no recibió informaciones adecuadas sobre cuanto estaba sucediendo. Aún se esperan una o dos audiencias más.
(Foto: The Royal Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse)
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