(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco inició hoy el habitual encuentro semanal de los miércoles con los fieles, entrando en la Plaza de San Pedro en el papamóvil, saludando a las miles de personas allí reunidas. El vehículo que lo llevaba se detuvo diversas veces y el Santo Padre bendijo a los niños y bebes que le acercaron.
Las medidas de seguridad para ingresar en la plaza eran altas como es habitual, aparentemente no mayores de las rutinarias, a pesar de los atentados en Bruselas que golpearon este martes el corazón de Europa. Por lo que se refiere al programa de Semana Santa, no habrá ningún cambio, de acuerdo a lo indicado ayer por la Oficina de Prensa del Vaticano.
La catequesis de este miércoles frío y ventoso, a pesar de ser el inicio de la primavera en Europa, comenzó con la lectura en varios idiomas del evangelio de Lucas. A continuación el Pontífice explicó que en los tres días de Semana Santa, hay que vivir el Triduo Pascual sintiendo la misericordia de Dios.
«Parece que el idioma español es muy bullicioso», dijo el Papa al escuchar los fuertes aplausos de la plaza cuando inició a hablar en dicho idioma. Y al resumir la catequesis dijo: «Nuestra reflexión de hoy nos introduce en el Triduo Pascual. Tres días intensos que nos hablan de la misericordia de Dios, pues hacen visible hasta dónde puede llegar su amor por nosotros». Y recordó que en el evangelio san Juan dice: «Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo».
Así el Santo padre quiso precisar que Jesús «¡Los amó hasta el fin! El Triduo Pascual es el memorial de un drama de amor que nos da la certeza de que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida».
«El Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies, Jesús nos enseña que la Eucaristía es el amor que se hace servicio. El Viernes Santo, llegamos al momento culminante del amor, un amor que quiere abrazar a todos sin excluir a nadie con una entrega absoluta. El Sábado Santo, es el día del silencio de Dios, Jesús comparte con toda la humanidad el drama de la muerte, no dejando ningún espacio donde no llegue la misericordia infinita de Dios» explicó el Papa.
«En este día –añadió Francisco– el amor no duda, como María, la primera creyente. Ella no dudó. sino que espera con confianza en la palabra del Señor hasta que Cristo resucite esplendente el día de pascua».
Y concluyó: «Saludo cordialmente a los bulliciosos peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que en estos días santos, acojamos en nuestro corazón la grandeza del amor divino en el misterio de la Muerte y Resurrección del Señor».
Al dirigirse a los fieles de lengua italiana, el Santo Padre saludó a los participantes del Congreso UNIV para estudiantes universitarios, promovido por la prelatura del Opus Dei. Y dirigiéndose a los peregrinos de idioma alemán saludó al grupo de jóvenes que participan a la peregrinación del Regnum Christi. El Papa envió también sus saludos a los peregrinos de idioma árabe, especialmente a los que venían de Egipto, Irak y de Oriente Medio.
Hacia el final de la audiencia, el Papa indicó que “con corazón dolorido”, asegura su oración y cercanía “a la querida población belga”. En particular dirigió su pensamiento a los familiares de las víctimas y a todos los heridos, así como a todas las personas de buena voluntad a quienes pide “perseverar en la oración” y pedirle al Señor en esta Semana Santa, que “conforte todos los corazones afligidos y convertir los corazones de estas personas enceguecidas por el fundamentalismo cruel”.
E invitó a rezar en silencio por intercesión de la Virgen: “Ahora en silencio recemos por los muertos, los heridos y por todos los familiares, así como por todo el pueblo belga”, golpeado por este drama.
La audiencia terminó con la bendición de los objetos religiosos que los fieles han llevado y con el canto del ‘Pater Noster’.
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