(ZENIT – Roma).- La catedral de Santiago se transformó el pasado viernes en un comedor para 250 personas en situación de calle, en el marco del Jubileo de la Misericordia y del Mes de la Solidaridad. Ellos cenaron junto al arzobispo de la capital de Chile, a los obispos auxiliares, vicarios y representantes de diversas obras solidarias de la arquidiócesis.
Señaló ademas estar “profundamente emocionado al ver la respuesta de estos hermanos que encuentran en un gesto sencillo de la Iglesia –que se repite todas las mañanas, todas las horas de almuerzo y en la tarde en muchas comunidades– el cariño de Dios”. Y deseó que este gesto “se multiplique en todas las comunidades cristianas y en la vida social de Chile. Los pobres son nuestros hermanos y necesitan ser atendidos con dignidad”.
Agregó: “Yo creo que en nuestra sociedad, en donde el individualismo pareciera imperar, donde pareciera que el interés personal fuera lo único que es valiente y valioso, nosotros queremos decir que lo que verdaderamente construye la felicidad es compartir la vida como un don, en lo que podamos compartirla en el día a día”.
Al finalizar el encuentro, los asistentes recibieron los kits de abrigo y aseo que fueron donados y entregados por los colaboradores del arzobispado, para apoyar la iniciativa solidaria, como muestra de cariño y afecto hacia los más necesitados.