Desde allí se dirigió en auto hasta Asís y una vez en la ciudad medieval saludó a su santidad Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla, junto a un representante musulmán y uno judío; y en el claustro Sixto IV saludó además a muchas personas, en particular a refugiados, migrantes y gente que sufrió la guerra, incluso a una de las familias que Francisco trajo desde la isla griega de Lesbos en su viaje realizado en junio pasado. Estaban también algunos periodistas y personas de la Comunidad de San Egidio, en estos saludos que se extendieron por más una hora.
El encuentro ha sido organizado por San Egidio, la diócesis de Asís y la Familia Franciscana, en ocasión de los 30 años de la histórica jornada de oración interreligiosa querida en 1986 por san Juan Pablo II, en la ciudad de san Francisco de Asís.
A continuación fue el almuerzo común en el refectorio del Sacro Convento, en el que participaron también 12 víctimas de la guerra. Entre ellos Rasha con la hija de siete años, quienes llegaron a Italia gracias a los corredores humanitarios logrados por San Egidio, la Federación de las Iglesias evangélicas y a la Mesa valdense.
También estaban cinco cristianos sirios, de los cuales tres armenios. Una de ellos Tamar, que en la ceremonia de clausura dio testimonio del sufrimiento en la ciudad de Alepo. Otras son nigerianas que huyeron de la violencia de Boko Haram; además de una refugiada de Eritrea, y un joven de Malí que sobrevivió a un terrible viaje en un barco desde Libia a Sicilia.
El menú tuvo como entrada el fiambre bresaola (un crudo hecho de bovino), rúcula y queso mozzarella. Como primer plato se sirvió la especialidad con fideos ‘trofie al pesto’ y fideos con tuco. El segundo plato era pavo con vainitas y hongos asados. Y de postre tarta. Hubo también un buffet kosher para las personas de religión judía.
Durante el almuerzo el profesor Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de san Egidio recordó el XXV aniversario de patriarcado de su santidad Bartolomeo I.