Hermanas Hospitalarias de la Misericordia (Foto Oss. Romano)

Hermanas Hospitalarias de la Misericordia (Foto Oss. Romano)

Francisco a las hermanas Hospitalarias de la Misericordia: 'Sean amigas, hermanas y madres de los enfermos'

Les recordó que «en ese lecho del hospital yace siempre Jesús, presente en aquella persona que sufre»

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco recibió este sábado en audiencia en la sala Clementina del Vaticano, a unas 130 hermanas Hospitalarias de la Misericordia. “Las recibo con alegría durante este Jubileo de la Misericordia, que las encuentra particularmente involucradas porque corresponde de manera directa a vuestra vocación”, les dijo.
El Papa les agradeció la fidelidad al carisma originario de la orden y su atención a las nuevas formas de pobreza de nuestros tiempos y señaló que “la intuición de vuestra fundadora, la sierva de Dios Teresa Orsini Doria Pamphili Landi, muestra de manera elocuente como la palabra del Señor pueda cambiar la vida de quien se vuelve su discípulo”.
Ella, una italiana de familia noble fue ayudada por dos sacerdotes y se dejó guiar por las palabras de Jesús: ‘Estaba enfermo y me visitaste’ porque  “frente a la debilidad de la enfermedad no puede haber distinciones de estatus social,  raza, idioma y cultura».
“La Iglesia  siente como compromiso y  responsabilidad –señaló en Pontífice– la cercanía a los que sufren, para darles consuelo, ayuda y compañía».
«Ustedes dedican vuestra vida sobre todo al servicio de los hermanos y hermanas ingresados en los hospitales para que gracias a vuestra presencia y profesionalidad se sientan más sostenidos en la enfermedad». Y para esto no hacen falta discursos largos. añadió, sino «una caricia, un beso, estar al lado en silencio, una sonrisa».
Y las exhortó a no rendirse nunca «en este servicio inapreciable a pesar de todas las dificultades que pueden surgir. A veces en nuestros días, una cultura laicista apunta a quitar de los hospitales cualquier referencia religiosa, empezando por la presencia de las monjas. Sin embargo, cuando es así, va acompañado no pocas veces de dolorosas carencias de humanidad, realmente discordantes, en los lugares de sufrimiento. No se cansen de ser amigas, hermanas y madres de los enfermos y que la oración sea siempre la linfa que alimenta vuestra misión evangelizadora”.
El Papa les invitó así a que “cuando se acerquen a cada enfermo lleven en los corazones la paz y la alegría que son fruto del Espíritu Santo. En ese lecho del hospital yace siempre Jesús, presente en aquella persona que sufre;  es él quien  pide ayuda a cada una de vosotras. Es Jesús».
Les adviritió también de la tentación de tomar distancia porque «algunos enfermos molestan”. Y les recordó que «también nosotros molestamos al Señor y nos soporta y nos acompaña».
«¡Que la cercanía a Jesús y a los más débiles sea vuestra  fuerza!» dijo, y añadió que «el cuarto voto que las caracteriza como  familia religiosa es más actual que nunca, sobre todo porque se multiplican las personas sin familia, sin hogar, sin patria y necesitadas de ser acogidas».
El Santo Padre al concluir sus palabras les señaló que «viviendo con coherencia este voto en  particular, se asumen en sí mismas los sentimientos de Cristo, que ‘siendo rico se hizo pobre'». Francisco al final de la audiencia se dirigió a la Madre Superiora y el Instituto fue consagrado a María Mardre de Misericordia.

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ZENIT Staff

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