(ZENIT – Roma, 9 Sept.. 2017).- El papa Francisco invitó a ser fiel a la propia vocación, matrimonial, sacerdotal, religiosa o la que nos ha dado Jesús. Sin olvidar que como a Pedro a nosotros nos ha dado un nombre. Para ello aseguro es necesario ‘mendigar’ la gracia de la perseverancia, «que Jesús nos da porque nos quiere mucho».
Lo dijo a su regreso de Medellín, donde pasó su cuarto día del viaje Apostólico, cuando llegó a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, para pasar la última noche, antes de partir este domingo a Cartagena de Indias y desde allí a Roma.
En la puerta de la Nunciatura le esperaban diversos grupos de personas, de apoyo a la familia, otros que celebraban el aniversario de su matrimonio, 25 años, 30, 40, etc., o recién casados.
Además de unos 250 representantes de varias Congregaciones de religiosos y religiosas que viven en Bogotá, juntamente con seminarista que están por ordenarse.
Mons. David Delgado, le saludó y le regaló una lámpara “sencilla como es la vida consagrada” y que representa “la luz que hay que difundir”, utensillo realizado por una persona en prisión.
Una señora en representación de las asociaciones e iniciativas pro familia señaló el deseo de “hacer de nuestros hogares iglesias domésticas”, “hospitalarias, donde todos somos acogidos y amados y escuela de amor de Dios”.
“Cada uno de los que han venido –les dijo el Santo Padre a los presentes– sintió que Jesús les decía algo, que les decía cuál era su nombre y que los quería en ese camino”. Comentó en referencia a descubrir la propia vocación, que “cuando al principio los padrecitos cantaron lo que Jesús le dijo a Pedro, pensé: que contento se habrá puesto Pedro cuando se lo dijeron”.
“Yo creo que todos nosotros nos pusimos contentos cuando Jesús nos dijo ‘te quiero para aquel lugar o para tal otro’, que te hagas monja, que te cases, que fundes un hogar, que te hagas cura”.
Y precisó «que cuando Jesús le dijo vos sos la Piedra, le dio el nombre”. Y que ese nombre «tenía diversas melodías y músicas como el canto que ustedes cantaron”.
Señaló que Pedro se sentiría contento envalentonado», pero Jesús «15 minutos después le dijo apartate que sos un satanás para mí”. Y también «lo que le dijo Jesús esa noche del Jueves” y después cuando él aseguró “a Ese no no conozco”. Pedro habrá recordado también “lo que Jesús le dijo cuando salió del calabozo” y cuando “lo miró” y cuando él “se puso a llorar”.
“Lo que Jesús nos dice –aseguró el Sucesor de Pedro– se vive a lo largo de la vida: la misma palabra, la misma vocación en diversas maneras. La vida los va llevando con alegría, con dolor, con pecado, con más gracia”.
Y se interrogó: «¿Qué habrá hecho Pedro esa noche del jueves llorando, se habrá escondido de verguenza, habrá ido a pedirle consejo a la Madre de Jesús?, no lo sabemos”.
“Quisiera que cada uno de nosotros recordara –exhortó el papa Francisco– el primer llamado, cuando Jesús nos puso un nombre. La primera vocación, el primer amor. Y lo conjugara en esas diversas músicas en la que nos lleva la vida. Momentos lindos, momentos plenos, momentos de equivocación, momentos de pecado, momentos oscuros, de querer romper todo y empezar de nuevo. Pero el nombre no perderlo”.
Porque “Jesús nos puso a cada uno un nombre y en un camino de consagración: en la vida de la familia, en la vida consagrada. En un camino de entrega a Él y a los hermanos en nombre Suyo”.
Adviritió entretanto que “Cuando Jesús nos llama y nos da un nombre no nos da un seguro de vida ¿he?. Eso lo tenemos que defender nosotros con la humildad, oración. Pedirle limosna al Señor: ‘Dame fuerzas Señor para que podamos seguir adelante’”.
Pero, precisó que “nadie tiene asegurada la perseverancia en ese nombre, hay que pedirla y Él la da, porque nos quiere mucho”. Pero “hay que mendigarla”.
“No se olviden –concluyó el Papa– que si quieren triunfar en la vida como Jesús quiere, mendiguen”. Porque “el protagonista de la historia de la Salvación es el mendigo, ese que cada uno de nosotros llevamos adentro”.
Palabras del Papa en la Nunciatura: “Jesús nos puso un nombre”
Última noche en Bogotá. Este domingo después de Cartagena de Indias regresa a Roma