(ZENIT – 25 enero 2018).- “Todos nosotros cristianos hemos pasado por las aguas del Bautismo, y la gracia del Sacramento ha destruido a nuestros enemigos, el pecado y la muerte», ha señalado el Papa Francisco.
El Santo Padre ha presidido la celebración de las segundas vísperas en la solemnidad de la Conversión de San Pablo, en la Basílica romana de San Pablo Extramuros a partir de las 17:30 horas, coincidiendo con la culminación de la 51° semana de oración por la unidad de los cristianos, que inició el día 18.
Han participado en la ceremonia el Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado ecuménico; Bernard Ntahoturi, representante personal en Roma del Arzobispo de Canterbury, la delegación ecuménica de Finlandia, varios representantes de diversas denominaciones cristianas y miles de fieles.
A todos ellos, el Santo Padre recordó el fuerte vínculo bautismal que une a todos los cristianos, sin distinción alguna entre las diversas confesiones: una «unión que nace de una única fe en Cristo».
“Todos nosotros cristianos hemos pasado por las aguas del Bautismo, y la gracia del Sacramento ha destruido a nuestros enemigos, el pecado y la muerte. Saliendo de las aguas, hemos alcanzado la libertad de los hijos; hemos emergido como pueblo, como comunidad de hermanos y hermanas salvados, como «conciudadanos de los santos y familia de Dios» (Efesios 2:19)”, añadió el Obispo de Roma destacando que por el hecho de haber compartido esta experiencia fundamental del bautismo, “Dios ha obrado esta victoria en nosotros y juntos podemos cantar sus alabanzas”, ha recordado Francisco en la homilía.
En este sentido, el Pontífice ha señalado que “Nos une la historia de salvación del Pueblo de Dios”. Así, el Santo Padre indicó dos momentos del libro del Éxodo: el rescate del pequeño Moisés salvado entre las aguas del Nilo, y la historia de la salvación del pueblo de Israel, conducido por un Moisés ya adulto a través de las aguas del Mar Rojo, que “se abren” para que puedan escapar de la esclavitud impuesta por los enemigos egipcios; una esclavitud, que para muchos Padres de la Iglesia viene representada por el pecado “que amenazaba con hacernos esclavos para siempre”, explicó el Papa.
El Papa ha exhortado a trabajar por la unidad cristiana, necesaria para afrontar “los desafíos actuales que degradan la dignidad humana, huyendo de situaciones de conflicto y de miseria”: “Al igual que los israelitas del Éxodo, los cristianos de hoy están llamados a custodiar juntos el recuerdo de lo que Dios ha hecho por ellos, porque reviviendo esta memoria, podemos sostenernos unos a otros y afrontar, armados sólo de Jesús y la fuerza suave de su Evangelio, cada reto del mundo con valor y esperanza”.
Conversión de San Pablo © Vatican Media
Conversión de San Pablo: “Nos une la historia de salvación del Pueblo de Dios”
Misa en la Basílica romana de San Pablo Extramuros