(ZENIT – 29 oct. 2018).- Hay algunos sectores de la Iglesia que van a ser favorecidos de manera especial con las conclusiones del Sínodo, especialmente en lo que se refiere al diagnóstico sobre la juventud, y los nuevos espacios que se proponen para acompañarlos en su vida de fe. Nos referimos a las congregaciones religiosas, que tienen el apostolado de la educación.
Para hablar de este y otros temas, entrevistamos al padre Fernando Millán Romeral, prior general de la Orden Carmelita de la Antigua Observancia, quien desde Roma siguió con especial atención los días del Sínodo.
ZENIT: ¿Cómo han recibido los Carmelitas el documento final del Sínodo, y la carta a los jóvenes?
Padre Millán: No he tenido ocasión todavía en profundizar al detalle el documento, pero he leído la carta que manda el Sínodo a los jóvenes y me gusta mucho el tono que es humilde. Reconocen nuestras debilidades humanas, y piden que estas no impidan que los jóvenes tengan fe, la disfruten, la practiquen y la contagien. Me gusta también el tono propositivo con que se lanza este reto. Y también que debemos escuchar a los jóvenes, que es algo que ha recorrido todo el Sínodo, y el hecho de que los jóvenes deben ser protagonistas activos de su vivencia de fe, es decir, ser evangelizadores y no solo evangelizados. La carta recoge muy bien el tono que se ha intentado vivir, que espero sea una experiencia eclesial muy rica y fecunda, en la que tendremos todos que profundizar.
ZENIT: ¿Qué espacios de trabajo identifica usted para los jóvenes, a fin de que puedan entusiasmarse con la Iglesia?
Padre Millán: Hay muchos ámbitos. En el caso concreto del Carmelo, yo diría dos. El primero serían los colegios, que es un ámbito privilegiado porque allí entra no solamente el aspecto estrictamente religioso sino el aspecto cultural, el aspecto solidario. El colegio es un ámbito donde se pueden desarrollar muchas iniciativas de todo tipo.
ZENIT: ¿Y el segundo ámbito?
Padre Millán: Sería a través de un movimiento que nosotros tenemos en la Orden, y que está muy extendido en varios países, sobre todo en España y en el Perú, la Juventud Carmelitana (JUCAR). Hace ya unos treinta años que se está intentando vivir el espíritu del Carmelo en el lenguaje de los jóvenes y desde la iniciativa juvenil.
ZENIT: Justamente una Orden antigua como es la Carmelita, ¿Cómo se esfuerza para ser joven a la vez?
Padre Millán: Le contestaría desde la convicción profunda de que el carisma Carmelita al ser un carisma, tiene el don del Espíritu Santo y por lo tanto es siempre joven. El carisma se encarna en distintas realidades históricas, y como todo lo relacionado con Dios tiene la frescura de lo juvenil. Al carisma a veces queremos encerrarlo en ciertos moldes culturales, en ciertos lenguajes, en ciertas prácticas que se pueden convertir en prácticas rutinarias. Entonces son los jóvenes los que nos hacen un gran regalo, renovando la expresión del carisma.
ZENIT: En el Sínodo se vieron algunos errores o fallos que ha tenido la Iglesia con los jóvenes, a pesar que ha manifestado una opción preferencial por ellos. ¿Cuáles han sido esos errores?
Padre Millán: Creo que uno de los errores ha sido hablar a los jóvenes, pero sin escucharles. Es verdad que no es tan fácil escuchar a los jóvenes porque no tienen una voz uniforme, sino que hay muchos jóvenes con experiencias muy diversas. Deberíamos haber dejado un mayor espacio a sus iniciativas, a sus cuestiones, a sus interrogantes. Yo admiro mucho a los carmelitas que trabajan con los jóvenes porque no es un trabajo fácil pues hay que estar allí, hay que acompañar, hay que querer al joven.
ZENIT: Una pastoral juvenil diferente…
Padre Millán: Hay una frase de Don Bosco que a mí me llama mucho la atención, de que el joven no solamente tiene que ser querido sino que tiene que saberse querido. Entonces la pastoral juvenil muchas veces no es una pastoral de grandes discursos ni de muchas palabras, sino que es una pastoral de acompañar, de vivir con el joven y esto el joven lo percibe, lo agradece y es cuando da lo mejor de sí.
ZENIT: Por los colegios como los suyos, y de otras congregaciones, pasan muchos jóvenes que después dirigirán sus países en la política, o en el mundo empresarial. ¿Ustedes son conscientes de esto, en el sentido de que se debe trabajar un perfil del estudiante para que sea un hombre del mañana?
Padre Millán: Esto es un reto y una responsabilidad tremenda. De nuestros colegios, no digo Carmelitas sino de nuestros colegios religiosos en general, han salido grandes empresarios, grandes periodistas, grandes políticos, pero han salido también algunos de los dictadores de América Latina. Casi todos han estudiado en colegios religiosos, entonces esto nos tiene que cuestionar mucho. Evidentemente es algo que no es controlable, pues por nuestras aulas pasan miles de jóvenes y lógicamente hay de todo.
ZENIT: Y seguirá sucediendo…
Padre Millán: Es un reto en el sentido de que tenemos que ser muy conscientes, de que nuestros colegios no buscan formar triunfadores; no buscan solamente eso sino que buscan formar personas, personas más libres, más justas y en último término, más felices. Ciertamente, un colegio tiene que dar calidad, porque los padres llevan a los niños para que se les eduque bien, para que se les forme bien profesionalmente, técnicamente, etcétera.
ZENIT: Aunque eso no es lo principal ¿verdad?
Padre Millán: Lo fundamental es que se les ayude a ser personas más libres, más justas. Es darles una serie de valores que le van acompañar durante toda su vida, y crear un estilo de relaciones humanas. Yo creo que eso es prioritario en cualquier colegio Carmelita. Tenemos que seguir profundizando en esa misión, que no solamente se abre a los jóvenes católicos, porque en muchos colegios nuestros hay jóvenes que no son católicos…
ZENIT: ¿También forman jóvenes de otras religiones?
Padre Millán: Sí, sobre todo en Europa, donde la legislación impide que el colegio este reducido solamente a jóvenes católicos. Entonces hay jóvenes que son de otras religiones o que no tienen religión o que sus familias no son creyentes. Yo creo que el colegio puede ser un ámbito de encuentro humano precioso, y que luego se va reproducir en la sociedad.
ZENIT: Ha usado un término que es educar para que sean libres… ¿Cómo entender la libertad en los jóvenes, en un mundo tan estimulado?
Padre Millán: Algo que sintoniza mucho con el carisma Carmelita, es ayudar al joven a descubrir una cierta hondura en su vida. Hoy vivimos la época de las redes sociales, de los medios de comunicación que son maravillosos, que son estupendos, pero hay un peligro grande de superficialidad, de inmediatez. Entonces, debemos ayudar al joven a descubrir otro mundo, que es el de la interioridad, un mundo de la riqueza interior, de la espiritualidad del silencio.
ZENIT: Un tema que salió en el Sínodo fue que los jóvenes responden bien con las nuevas tecnologías, desde una “cultura digital”. ¿Qué nivel de prioridad le debe dar la Iglesia a este campo, donde los jóvenes se encuentran e interactúan tanto?
Padre Millán: Yo soy un convertido en ese sentido. Hace veinte años dudaba que a través de las redes sociales, pudieran venir vocaciones. A mí me parecía una cosa ridícula, pero ahora la gran mayoría de nuestras vocaciones vienen a través de páginas web, son jóvenes que contactan con la Orden, buscan, encuentran. Realmente hay que estar allí, de forma responsable y de forma gozosa.
ZENIT: Se le puede ver como una prioridad…
Padre Millán: Para mí, sí que sería una prioridad. Admiro mucho a los religiosos que trabajan en este campo, pues es una misión en que hay que estar allí de corazón, con alegría, con mensaje fresco y juvenil. Creo que es un desafío prioritario para la comunicación hoy, y para la iglesia en todos los sentidos.
ZENIT: Ustedes tienen un beato que puede ser un modelo también para jóvenes, en el caso de los comunicadores, y los periodistas. Me refiero al padre Tito Brandsma. ¿Qué mensaje encontraría en él para la juventud de hoy?
Padre Millán: Es una figura impresionante, porque él da su vida por un tema que hoy calificaríamos de ética periodística. Él era el representante de la jerarquía católica ante los medios de comunicación católicos en Holanda, y él se niega a que los periódicos católicos publiquen las consignas nazis, sobre todo contra los judíos. Entonces eso fue lo que le costó su detención en enero de 1942, y su muerte el 26 de julio del mismo año. Yo creo que nos manda un mensaje de autenticidad en nuestra información católica. Creo que la figura del padre Titonos invita a un tipo de información más serena, más veraz, menos “partidista”, una información más auténtica. En definitiva, nos invita a una ética periodística, a buscar la verdad con un espíritu franco y abierto, que nos pueda ayudar y edificar.
ZENIT: Un mensaje final a la familia Carmelitana en el mundo, que trabajan especialmente con la juventud…
Padre Millán: Envío un mensaje de ánimo a todos los que trabajan con los jóvenes, que sigan acompañando y escuchando a los jóvenes, que sigan queriendo a los jóvenes, pues el amar es la clave de la pastoral. Necesitamos de los jóvenes.
Padre Millán © Carmelitas
Sínodo 2018: "Los jóvenes no tienen una voz uniforme"
Entrevista al padre general de los Carmelitas de la Antigua Observancia