(ZENIT – 15 junio 2019).- La Conferencia del Episcopado Mexicano lamenta «con dolor y tristeza» el asesinato de Hugo Leonardo Avendaño Chávez, estudiante de la Universidad Intercontinental (UIC), expresan en un comunicado, firmado por Mons. Alfonso G. Miranda, Secretario General de la Conferencia, con fecha del 13 de junio de 2019.
El pasado 10 de junio fue hallado sin vida el cuerpo del estudiante de la Universidad del Pedregal, Norberto Ronquillo, tras permanecer secuestrado durante varios días; además, este jueves se confirmó el fallecimiento de Leonardo Avendaño, estudiante de la maestría en Psicoterapia Psicoanalítica en la Universidad Intercontinental.
«Estamos experimentando un ambiente de grave inseguridad y miedo, por lo que hacemos nuevamente un llamado a las autoridades competentes, para que atiendan esta ola de inseguridad que ha ido creciendo en nuestro país», indican los prelados.
A nuestros fieles y a la sociedad en general –señalan–, les pedimos «que no seamos indiferentes ante el dolor de los demás, y sigamos construyendo la paz. Como Iglesia oramos y trabajamos incesantemente por la reconstrucción del tejido social».
Oración por Leonardo y Norberto
Los obispos expresan su cercanía y oración a la familia de Hugo Leonardo, así como a la de Norberto Ronquillo, joven estudiante, quien fue secuestrado y asesinado la semana pasada, y a todas las familias a las que les han sido arrebatados un ser querido.
«Que Santa María de Guadalupe, nuestra madre, nos cobije bajo su manto, nos proteja de las tinieblas, guíe nuestros pasos por el camino de la paz y nos ayude a reconocernos hermanos», concluyen.
Pésame del Cardenal Aguiar
Del mismo modo, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, expresó su llamado a toda la sociedad mexicana a buscar «acciones concretas para frenar este grave problema», aseguró en un comunicado emitido el 13 de junio de 2019.
“Los gobernantes están llamados a un esfuerzo adicional al que vienen realizando, para cumplir con uno de los elementos esenciales de su razón de ser: dar los gobernados las condiciones necesarias para vivir seguros y en paz”.
“Los lamentables hechos cotidianos en las calles, el transporte público y en cada vez más espacios de la zona metropolitana de la capital del país lastiman también a la Iglesia toda -jerarquía y laicos- que son vulnerables y solidarios como cualquier ciudadano”.