(ZENIT – 8 julio 2019).- El Papa Francisco ha subrayado que los migrantes son, antes que nada, personas: “¡No se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias! ‘No se trata sólo de migrantes’, en el doble sentido de que los migrantes son antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada”.
Hoy, 8 de julio de 2019, en el VI aniversario de su visita a Lampedusa, el Papa Francisco ha celebrado una Misa por los migrantes a las 11 horas, en la basílica de San Pedro.
En esta celebración eucarística han participado alrededor de 250 personas entre migrantes, refugiados y aquellos que se han comprometido para salvar sus vidas.
Los asistentes han sido invitados por la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al cual el Santo Padre ha confiado la preparación del evento.
Tal y como señaló el director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, esta Eucaristía no ha contado con la presencia de periodistas ente el deseo del Papa de que la celebración fuera “lo más posible un momento de recogimiento, en recuerdo de todos los que han perdido la vida escapando de la guerra y la miseria y para alentar a aquellos que, cada día, se esfuerzan en sostener, acompañar y acoger a migrantes y refugiados”.
Durante la homilía, el Papa ha insistido en que debemos ser nosotros los que atendamos a los “últimos” en nuestra sociedad, a los más débiles y vulnerables, a los excluidos: “En el espíritu de las Bienaventuranzas, estamos llamados a consolarlas en sus aflicciones y a ofrecerles misericordia; a saciar su hambre y sed de justicia; a que sientan la paternidad premurosa de Dios; a mostrarles el camino al Reino de los Cielos”, expresó.
Y agregó que esto último constituye una responsabilidad de la que ninguno debe estar exento “si queremos llevar a cabo la misión de salvación y liberación a la que el mismo Señor nos ha llamado a colaborar”.
La celebración ha estado acompañada por los cantos de un coro y las peticiones han sido realizadas por cuatro personas en francés, italiano, español, e inglés.
Un grupo de la Sección de Migrantes y Refugiados, personas migrantes que han llegado a Italia, han llevado las ofrendas hasta el altar para el sacrificio eucarístico.
Al final de la Misa, el Papa ha entonado, frente al cuadro de la Virgen situado detrás del altar y junto a todos los presentes la Salve en latín. Después, ha saludado personalmente a los asistentes, entre los que habían algunos niños.
La tragedia de Lampedusa
Lampedusa es una isla de Italia situada entre Europa y África que en los últimos años, por su situación geográfica, se ha convertido en un lugar de acogida de migrantes y refugiados procedentes de África, Oriente Medio y Asia.
En este municipio se encuentra un centro de recepción de estas personas que funciona desde el año 1998 como un espacio para dar asilo a aquellos que escapan de las guerras, los conflictos y la pobreza y que ha albergado a numerosos migrantes a lo largo de estos dos decenios.
El 3 de octubre de 2013 tuvo lugar una gran tragedia en Lampedusa. Una barcaza que había partido del norte de África en dirección a las costas europeas se hundió con al menos 518 inmigrantes procedentes de Somalia y Eritrea. El desafortunado suceso dejó 366 muertos, 155 supervivientes y un número indeterminado de desaparecidos, según indicó el diario ABC.
Con respecto a esta desgracia, Francisco declaró que sentía dolor y vergüenza: “Al hablar de paz, hablando de la inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grave de la falta de respeto hacia el hombre, non puedo dejar de recordar con gran dolor las numerosas víctimas del enésimo trágico naufragio hoy en el mar de Lampedusa. ¡Me viene en mente la palabra vergüenza! ¡Es una vergüenza!”.
El 8 de julio de 2013, el Papa Francisco viajó a Lampedusa, donde celebró una misa, arrojó una corona de flores al mar y rezó por los numerosos migrantes muertos en las travesías.