(ZENIT – 10 julio 2019).- El Papa Francisco envió una carta, firmada por él mismo, al capellán militar don Claudio Mancusi para agradecer personalmente a los Cascos Azules que en el período octubre 2018-mayo 2019 sirvieran a la causa de la paz en el Líbano, dentro de la Misión UNIFIL.
El Santo Padre escribe: «Agradezco a todos los trabajadores de la paz que contribuyen a difundir un mensaje de fraternidad en los desiertos del mundo… imparto a los ‘soldados de paz’ la bendición del Señor».
El Pontífice también expresó su gratitud por haber recibido la colecta de las «Actas» relativas a la construcción de la Iglesia «María Decor Carmeli y Papa San Juan XXIII» en la Base de la ONU en Shama, entregada el pasado 26 de junio en el Vaticano por el comandante de la brigada Bersaglieri Garibaldi, general de brigada Diodato Abagnara y por el capellán.
El lugar de culto tiene un significado singular porque es la única iglesia de rito latino en el sur del Líbano y la primera en Oriente Medio que se dedica al «Papa bueno», patrono del ejército italiano.
Se trata de un signo de profunda estima y aliento para todos los pacificadores dirigidos por el general Abagnara, seguido siempre por el arzobispo militar Ordinario de Italia, Mons. Santo Marcianò, quien el 18 de marzo, con ocasión de la visita al contingente italiano y de la consagración de la nueva iglesia, recibió la ciudadanía honorífica de la capital fenicia de Tiro, la primera vez para un obispo católico, precisamente en agradecimiento a su continua cercanía y compromiso con la cultura de la reunión.
La mirada y la atención de Francisco al diálogo y a la paz en Oriente Medio han encontrado en los «soldados de paz» a los excepcionales intérpretes de los sentimientos y demandas de las poblaciones afligidas que, ayudando a crecer en seguridad y en la eliminación de las barreras al desarrollo personal y al diálogo, avanzan hacia un futuro de estabilidad y coexistencia pacífica.