(ZENIT – 7 agosto 2019).- “Invito a todos a contemplar sus valientes opciones, expresadas en una auténtica conversión a Cristo, así como en el don de su vida contra toda forma de intolerancia y perversión”, ha señalado el Papa Francisco con respecto al ejemplo de vida de santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein.
Hoy, 7 de agosto de 2019, durante el saludo a los peregrinos de lengua italiana y después de dirigir un pensamiento especial para los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, el Santo Padre ha recordado que pasado mañana, 9 de agosto, se celebra la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen, mártir y copatrona de Europa.
Después de una pausa en el mes de julio, Francisco ha retomado las audiencias generales, así como el ciclo de catequesis dedicadas al libro de los Hechos de los Apóstoles.
En dicha catequesis el Papa se ha referido al encuentro de Pedro y Juan con un paralítico que mendigaba en la puerta del Templo y al que, en lugar de ofrecerle dinero, le entregan “el Nombre que salva: Jesús de Nazaret”, produciéndose la primera historia de sanación del libro de los Hechos.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, nació en Breslau, Polonia (entonces Alemania) en 1891. Edith fue una destacada filósofa judía, una buscadora incesante de la verdad, la cual halló tras la lectura de la autobiografía de Teresa de Jesús.
Se bautizó en 1922 y, en 1933, cuando el holocausto judío había estallado, ingresó en el Carmelo de Colonia.
El 2 de agosto de 1942 los nazis la detuvieron a ella y a su hermana Rosa, que había seguido sus pasos y era portera del convento. El 9 de agosto ambas murieron junto a 987 judíos en la cámara de gas de Auschwitz-Birkenau.
Juan Pablo II la beatificó en 1987 y la canonizó en 1998. Un año después, en 1999, la declaró copatrona de Europa.