La utilidad de estas experiencias radica en una potencial aplicación ganadera, ya que podría utilizarse para sesgar el ganado vacuno hacia la producción de terneras, o también, en avicultura, hacia la obtención de gallinas.
Investigadores israelíes han utilizado la herramienta de edición genética CRISPR para conseguir descendientes de un solo sexo en ratones. En su artículo publicado en EMBO reports, los científicos consiguieron que la descendencia de los ratones modificados genéticamente fuese casi exclusivamente femenina, pues los pocos ratones macho nacidos murieron al poco tiempo de su nacimiento. No obstante, según explican los investigadores, la técnica también puede utilizarse para obtener el efecto contrario, la obtención solo de ratones machos.
El sistema se basa en ubicar los dos componentes del constructo CRISPR-Cas (el ARN guía que señala dónde hay que cortar el genoma y la enzima Cas que lo corta) por separado en óvulos y espermatozoides, de manera que cuando se crucen los ratones en la fecundación, se encuentran los dos componentes y se activa el sistema de edición genética.
En el experimento, la proteína Cas9 la codificaba la línea materna en un cromosoma autosómico, mientras que la línea paterna codificaba varios ARN guía en el cromosoma Y, dirigidos a genes vitales del ratón. Después de la fertilización, en los cigotos hembra, producidos a partir de un espermatozoide X, no se encontraban los ARN guía, por lo que no se activaba el sistema. Sin embargo, al producirse un cigoto macho, la presencia de los ARN guía codificados en el cromosoma y del esperma paterno y la proteína Cas9 del óvulo materno se unían y se dirigían a los genes vitales del cigoto, produciendo su muerte.
La utilidad de estas experiencias radica en una potencial aplicación ganadera, ya que podría utilizarse para sesgar el ganado vacuno hacia la producción de terneras, o también, en avicultura, hacia la obtención de gallinas.
Desde el punto de vista ético, las aplicaciones propuestas son aceptables, incluso pueden ser recomendables en términos de bienestar animal. Por otro lado, la posibilidad de aplicar este sistema en humanos es éticamente inaceptable, no solo por las dificultades que se pueden relacionar con la discriminación por motivo del sexo, desequilibrios poblacionales o imposición de políticas de control de la natalidad, sino también por las dificultades asociadas a la edición genética germinal en humanos y, sobre todo, porque el sistema implica la muerte del individuo del sexo indeseado en su estado embrionario.