(ZENIT – 1 oct. 2019).- Hoy, 1 de octubre de 2019, en torno a las 17:15 horas, en la basílica de San Pedro, se celebró una vigilia y el Santo Padre presidió la oración litúrgica de las Vísperas con ocasión del inicio del Mes Misionero Extraordinario.
Así, en la memoria litúrgica de santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las Misiones, se ha inaugurado el Mes Misionero Extraordinario bajo el tema «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo».
Este Mes Misionero Extraordinario tiene como objetivo principal hacer rezar y reflexionar sobre la missio ad gentes, paradigma de toda la acción pastoral de la Iglesia.
En este acto han participado los superiores y superioras generales de los Institutos Misioneros nacidos en Italia, que representan algunos de los carismas suscitados en la Iglesia por el Espíritu Santo para el anuncio del Reino de Dios a todos los pueblos y para la animación misionera.
Testimonio de misioneros
Durante la vigilia, después de la lectura de los Hechos de los Apóstoles, tuvieron lugar los testimonios de tres misioneros en Asia, África y Oceanía, sobre el anuncio del Evangelio en estos continentes.
Así, por parte de Asia, Chamingerel Bayanjargal, bautizada Rufina y catequista en Mongolia, habló sobre su proceso de conversión al catolicismo y de los desafíos relacionados con el diálogo interreligioso en su misión.
Desde África, el sacerdote Gildas Gbeni, de República Centroafricama, se refirió al don profético de la vida, a la dignidad de la persona humana, de la mujer, del matrimonio, de la paz y de la justicia social, en medio de la crisis política y social y del conflicto que experimenta este país.
Por último, sobre Oceanía, Elsie Isikeli, misionera de la Inmaculada en Papúa Nueva Guinea, habló sobre la misión de la Iglesia, en concreto sobre las distancias geográficas, las diferencias étnicas y los medios de comunicación.
Vísperas con el Papa
Después, el Papa Francisco llegó a la basílica para presidir el rezo de las Vísperas. Delante del altar, el Pontífice se detuvo para bendecir con incienso las imágenes de santa Teresa del Niño Jesús, doctora de la Iglesia y patrona de las misiones; de san Francisco Javier, considerado el más grande misionero de la Iglesia, después de san Pablo, y patrono de las misiones; y de la venerable Paulina Jaricot, trabajadora que sostuvo con su labor cotidiana a las misiones. Todos ellos, efectivamente, constituyen testimonios de fe y ejemplo de entrega de la propia vida al anuncio del Evangelio.
Tras la lectura del Evangelio de san Mateo, el Obispo de Roma pronunció su homilía, en la que invitó a transformar la omisión en misión y a entregarse «allí donde estás, así como estás, con quien está a tu lado».
Al final de la celebración, algunos misioneros, religiosos y laicos que serán enviados a la misión, recibieron el crucifijo y la bendición del Santo Padre.