(ZENIT – 3 oct. 2019).- El cardenal Pietro Parolin ha expresado a zenit su agradecimiento por los 35 años de relaciones entre la Santa Sede y los Estados Unidos y ha reiterado su compromiso de ayudar a los perseguidos.
El secretario de Estado del Vaticano habló con la corresponsal de zenit en la conferencia “Caminos para alcanzar la dignidad humana. Asociarse con organizaciones religiosas”, ayer, 2 de octubre de 2019, en el Vaticano, patrocinado por la Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede y celebrado en el Antiguo Salón del Sínodo del Vaticano, en el Palacio Apostólico.
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zenit: Este año se cumplen 35 años del establecimiento de las relaciones formales entre Estados Unidos y la Santa Sede. ¿Cuál es la importancia de estos 35 años que han pasado? ¿Qué frutos se han producido y de qué manera desean seguir cultivándolos juntos?
Cardenal Parolin: Estos 35 años son muy importantes porque es un período que empieza a ser largo, sobre todo pensando en cuántos retos ha habido para establecer estas relaciones (…). Fue un gran resultado que produjo muchos frutos. Las relaciones diplomáticas y la diplomacia en su conjunto son instrumentos particularmente útiles para mantener abiertas las relaciones y la colaboración entre las partes involucradas. Creo que este fue un gran fruto de estos 35 años. Existió la posibilidad de hablar juntos sobre tantos temas y sobre cómo establecer iniciativas, programas y colaboraciones sobre muchos asuntos que parece -al menos para mí parece- que van desarrollándose cada vez más a lo largo del tiempo.
zenit: ¿Cómo puede este Simposio ser útil para ayudar a los cristianos perseguidos, y qué se necesita para seguir ayudándolos? Y no solo a los cristianos perseguidos, sino también a los perseguidos de otras creencias o etnias. ¿Cómo pueden ayudar las organizaciones religiosas?
Cardenal Parolin: Recientemente en las Naciones Unidas, en varios dossiers y en varios asuntos, siempre insistí en nombre de la Santa Sede en el concepto de asociación. Me parece que este encuentro y los que lo han llevado a cabo, se encuentran realmente en esta perspectiva,[es decir] siempre han reforzado y consolidado una colaboración cada vez mayor. Me refiero a la asociación entre diferentes actores, distintos actores que pueden ser estatales y no estatales. Entre los actores que no son del Estado, no hay que olvidar que -o más bien hay que destacar- el papel de las organizaciones de base confesional. Sobre todo porque tienen un gran potencial, un potencial de acción, un potencial de aportar su experiencia, un potencial de reconocer las necesidades actuales, de proyectos, de aportar entusiasmo, un potencial de motivación que puede ser realmente fundamental para afrontar estos temas y, sobre todo, para ayudar a estas personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.