(ZENIT – 5 nov. 2019).- El próximo 9 de noviembre, a las 11 h., la catedral de Granada (España) acogerá la beatificación de la granadina María Emilia Riquelme y Zayas, fundadora de la Congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada.
Así lo indica la organización de la beatificación de María Emilia Riquelme y Zayas a través de una nota de prensa.
«Explosión de comunión»
Esta congregación tiene en Granada su Casa Madre y está presente en México, Colombia, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, Angola, Filipinas y Portugal, así como diversas casas de religiosas en España.
En rueda de prensa, el comisario para la beatificación Juan Antonio López-Frías, la hermana superiora general de la Casa Madre, Leonor Gutiérrez, y el sacerdote diocesano y responsable de la Comisión de Organización para la beatificación, José Antonio Villena, informaron sobre la preparación de este evento.
Asimismo, explicaron que se desea vivir la beatificación como una “explosión de comunión” con toda la Iglesia, por lo que invitan a todos los granadinos a participar.
Ceremonia
La ceremonia estará presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, y concelebrada por el arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, junto con otros prelados de la Iglesia de Andalucía y de España que han sido invitados.
También está prevista la asistencia de obispos en aquellas diócesis donde la congregación está presente.
A la ceremonia asistirá también la postuladora de la Causa Silvia Correale y Nelson Yepes, cuya curación de la pancreatitis severa que padecía por intercesión de María Emilia Riquelme ha constituido el milagro por el que la religiosa será beatificada.
«Semana de la santidad»
En los días previos, del 5 al 8 de noviembre, se han preparado unas actividades, denominadas “Semana de la santidad”, incluidos encuentros con el carisma y la acogida de peregrinos internacionales.
Uno los momentos más destacados será la Eucaristía en la sede de la patrona de Granada, en la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, el miércoles 6 de noviembre, a las 18 h., así como la vigilia de oración misionera en la víspera de la beatificación, en el monasterio de San Jerónimo, a las 20:30 h.
Según indica la citada nota, se esperan peregrinos de distintos países -México, Colombia, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, Angola, Filipinas y Portugal- y de las ciudades españolas donde la congregación está presente: Madrid, Mallorca, Barcelona, Pamplona y Cáceres.
A lo largo de estos meses se ha presentado también el himno oficial de la beatificación, titulado «No hay fronteras», que también cuenta con una coreograría, así como el logo de la misma.
El milagro
Efectivamente, el milagro que ha posibilitado la próxima beatificación es el concedido a Nelson Yepes. Este colombiano ingresó en el hospital por una pancreatitis severa en la ciudad de Medellín (Colombia).
En el centro hospitalario descubrieron que su páncreas estaba deshecho. Su hermana Emilia Yepes, religiosa de la Congregación, pidió a todas las hermanas que iniciaran la novena a María Emilia pidiendo la curación de Nelson. A ella se unieron toda su familia y amigos de su pueblo natal.
Dado que los médicos lo dieron por un imposible, Nelson recibió la unción de enfermos y todos esperaban su muerte. Inesperadamente, en medio de ese trance, los doctores, sin dar crédito a lo que sucedía, observaron cómo el páncreas comenzaba a regenerarse. Finalmente, el páncreas llegó a su total regeneración.
María Emilia Riquelme y Zayas
Según indica la página oficial de la beatificación de María Emilia Riquelme, esta nació el día 5 de agosto de 1847 en Granada (España) y los 7 años quedó huérfana de madre.
Esta dura situación fue iluminada con una experiencia en su alma: sintió la presencia de la Virgen María con Jesús en los brazos. María Emilia hizo promesa de fidelidad a Jesús y a María, que fue ratificada en su adolescencia con una nueva presencia de María Inmaculada.
Juventud
Sus contemporáneos atestiguan que «era muy buena y obediente y constantemente se sacrificaba mucho, como una santa».
Su hermano Joaquín murió a la edad de 17 años y María Emilia acompañó a su padre, general del ejército español en sus destinos militares en Tenerife, Sevilla, La Coruña, Madrid y Lisboa.
El padre se ocupó de su formación integral, compartiendo ambos la fe en Dios y en la Virgen María. Este espíritu movió a María Emilia en el apostolado con los pobres y necesitados: “Los pobres son mis amigos”, decía.
Entrega a Dios y a los demás
Desde su infancia Emilia tuvo deseo de entregarse totalmente a Dios, siendo su centro y fuerza es Jesús en el Santísimo Sacramento.
Cuando expuso a su padre el deseo de ser religiosa y este no quiso quedarse sin su única hija, María Emilia decidió ofrecer a Dios su espera y cuidó con filial amor a su padre hasta que este falleció en Sevilla.
Al heredar los bienes paternos, los dedica a obras de caridad y apostolado. Y sigue buscando lo que Dios quiere de su vida.
Fundadora
Movida por el Espíritu Santo, la ya religiosa se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que adore al Señor día y noche y trabaje en el campo de la educación y en misiones.
La Congregación fue avalada primero por el Obispo diocesano de Granada en 1896 y definitivamente aprobada por el Papa San Pío X en Roma, en el año 1912.
Mujer contemplativa y apostólica, su lema fue: «Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos». Su sello exterior era la sencillez y la humildad.
Después de una vida dedicada al servicio de Dios y al amor al prójimo, María Emilia entregó su alma a Dios en la Casa Madre de Granada, el 10 de diciembre de 1940.
Fotos: mariaemiliariquelme.com