(ZENIT – 7 nov. 2019).- En un estudio anterior del Observatorio de Bioética, en el que se trataba de determinar cuántos embriones se destruyen por cada niño nacido en la fecundación in vitro, llegábamos a la conclusión que aproximadamente se perdían seis embriones por cada niño nacido (ver AQUÍ), es decir, que se perdían seis hijos de la pareja por cada hijo suyo nacido.
Ahora Fernando Pascual publica un amplio informe, en el que a partir de datos publicados por la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, se refiere a este mismo tema, el número de embriones humanos que se pierden en la reproducción asistida. Transcribimos y comentamos aquí algunos datos del referido informe.
El estudio se refiere a 30 países (29 de Europa a los que se agrega Turquía), con datos de los tratamientos realizados en 2005 y ha sido publicado en la revista Human Reproduction. En el mismo se recoge la información facilitada por un buen número de clínicas (923), si bien no son todas las que existen en los 30 países objeto de estudio (que serían 1134 clínicas, en ese año 2005).
En las estadísticas ofrecidas en el estudio destaca un vacío importante: no se facilita información precisa sobre el número total de embriones implicados en los distintos procedimientos.
En ningún momento se ofrecen datos sobre el número de óvulos extraídos en los ciclos tratados, ni sobre cuántos embriones fueron “producidos” gracias a la IVF o a la ICSI en el laboratorio, ni sobre cuántos embriones fueron congelados como “sobrantes” o disponibles para futuros tratamientos, ni sobre cuántos embriones murieron o fueron destruidos intencionalmente por el personal técnico implicado (con o sin permiso de los padres de esos embriones).
A pesar de que las omisiones anteriores no permiten conocer el número exacto de embriones que mueren tras el recurso a estas técnicas, es posible hacerse una idea de la situación desde los demás datos hechos públicos por la ESHRE.
En los 30 países indicados, durante el año 2005 hubo 108.769 aspiraciones registradas para la IVF entre quienes enviaron datos. De ese número, se baja a 96.729 transferencias y a 29.302 embarazos clínicamente constatados. Es evidente que entre transferencias y embarazos se ha producido la muerte de miles de embriones, más de 67.427.
Por lo que respecta a la ICSI, de las 194.156 aspiraciones registradas se pasa a 179.012 transferencias de embriones, y la cifra baja a 55.305 embarazos clínicamente constatados. Es decir, que entre transferencias y embarazos han muerto más de 123.707 embriones.
Además, y de modo semejante a como vimos en la IVF, entre el embarazo y el parto también se pierden miles de embriones en la ICSI. Por ejemplo, en Gran Bretaña se pasa de 4.076 embarazos clínicos a 3.630 nacimientos; en Italia, de 4.511 a 1.958 (una mortalidad ampliamente superior al 50 %); en Francia, de 7.296 a 5.639; en Alemania, de 7.324 a 4.655; en España, de 7.206 a 3.190 (de nuevo notamos que en España mueren más de la mitad de los hijos entre el embarazo y el parto).
Fijémonos ahora en los números de embriones transferidos, sumando tanto el uso de la IVF como el de la ICSI.
De un total registrado de 236.480 intervenciones fueron transferidos 486.981 (quizá más) embriones. La cifra tan elevada se debe al hecho de que, junto a las 47.348 transferencias de un único embrión, hubo 132.683 transferencias de dos embriones, 50.841 de tres embriones, y 5.436 de cuatro o más embriones (la suma ofrecida arriba, 481.981 embriones, supuso el número de cuatro embriones para esas 5.436 transferencias de cuatro o más embriones, pero queda claro que la cifra puede ser ligeramente mayor).
Pasemos ahora a considerar el tema del uso de embriones congelados. Tampoco aquí tenemos datos completos, pero se hace evidente la enorme pérdida de embriones simplemente al constatar que de los 72.347 procesos de descongelación de embriones (no sabemos cuántos embriones fueron descongelados en cada proceso), se realizaron 70.151 transferencias, y se lograron sólo 13.719 embarazos clínicamente constatados. Es decir, salta a la vista la pérdida de más de 56.432 embriones sólo entre la transferencia y el inicio del embarazo clínico.
Las cifras que acabamos de recoger hacen evidente que estamos hablando de números sumamente altos, si bien el estudio de la ESHRE no permite llegar a datos globales precisos, como ya dijimos. En un intento de síntesis aproximada, y sólo respecto a la IVF y a la ICSI (incluyendo el uso de la descongelación de embriones), resulta claro que entre la transferencia y la constatación del embarazo clínico se producen 247.566 “fracasos”, muchos de ellos con la muerte de dos o de tres embriones, por lo que podemos hablar de la muerte de más de 300.000 embriones en 2005.
Por lo que respecta a la suerte de los 98.326 embarazos clínicamente constatados (IVF, ICSI y uso de embriones congelados), también se pierden miles y miles de hijos, en un número difícilmente determinable.
Siendo minimalistas, podríamos hablar de entre 25.000 y 40.000 muertes durante 2005 en la fase que va desde la constatación del embarazo en adelante.
Surge aquí la pregunta: la inmensa alegría de tener un hijo entre los brazos, ¿es motivo suficiente para olvidar la muerte de cientos de miles de otros hijos que se “pierden” en el uso de las técnicas de reproducción artificial?