(ZENIT – 11 nov. 2019).- Los obispos mexicanos han manifestado su preocupación por “la escalada de la violencia en amplias regiones de nuestro México”, que “ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad”.
Los miembros de la Conferencia del Episcopado Mexicano, reunidos en la 108ª Asamblea del 11 al 15 de noviembre, enviaron un “Mensaje al pueblo de Dios” el día 14 en el que exponen sus inquietudes y propuestas frente a la situación del país.
Así, en primer lugar manifiestan que diseñaron un Proyecto Global de Pastoral 2031-33 (PGP) y ratifican su compromiso en promover “la dignidad de la persona humana en sus diversas etapas y circunstancias”, pues si “no se reconoce y promueve la verdadera naturaleza y dignidad humana, podemos encaminarnos a una crisis humana, social y espiritual que pueda dividirnos y contraponernos los unos contra los otros en lugar de unirnos para buscar un mejor futuro en la consecución del bien común”.
Violencia, pobreza y familia
Con respecto a la violencia, los prelados aluden a los “asesinatos, secuestros y extorsiones, que permanecen impunes” y consideran que como Iglesia “debemos fortalecer no solo el conocimiento de la doctrina, sino la vivencia de los valores cristianos, porque muchos de los que se dedican al crimen forman parte de nuestra comunidad; al estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros”.
Asimismo, la nota remarca que cada vez hay más pobres en México que no tienen lo básico para vivir dignamente: “Esa situación es un caldo de cultivo para que adolescentes y jóvenes pobres se involucren en la delincuencia o puedan ser sujetos de todo tipo de manipulación: social, política o religiosa”, aclara el texto.
Al mismo tiempo, los obispos mexicanos exponen que el respeto a la familia es otra de sus preocupaciones, ya que constituye “el lugar privilegiado para la educación y en donde se transmiten los primeros valores”. Entre ellos resaltan “el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural y sostienen que están dispuestos a promover, cuidar y defender “la familia y la vida humana» cuando estos valores «se vean atacados”.
Desafíos
Por otra parte, los miembros del episcopado aluden a la magnitud de los retos y desafíos a los que se enfrentan. No obstante, se sienten impulsados por “la esperanza de encontrar caminos de reconciliación, de fraternidad y de crecimiento».
Los prelados invitan “a hombres y mujeres de buena voluntad, a las instituciones de México y, especialmente, a todos católicos a construir una paz firme y verdadera, a “sanear la vida social”: “¡No dejemos que el mal venza! ¡Venzamos el mal a fuerza de bien! ¡Trabajemos todos juntos y organizados por la paz y la vida!”, concluyen.