(ZENIT – 11 dic. 2019).- El Papa se ha dirigido en la audiencia general a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados, recordando la fiesta de Santa Lucía, Virgen y Mártir, que se celebrará el próximo viernes, 20 de diciembre.
«Les deseo a todos que la luz del Niño Jesús, ahora en el horizonte, invada sus vidas con su bendición», ha dicho el Pontífice en italiano, esta mañana, 11 de diciembre de 2019, en el Aula Pablo VI.
Martirio de Santa Lucía
A Santa Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe.
Lucía nació y murió en Siracusa, ciudad de Italia, y gracias a sus múltiples virtudes entre las que se destaca la sencillez, la humildad y la honradez, el Papa San Gregorio en el siglo VI puso su nombre a dos conventos femeninos que él fundó.
Según la tradición, cuando la santa era muy niña hizo a Dios el voto de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Lucía finalmente obtuvo el permiso de no casarse, pero el joven pretendiente, rechazado, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que la santa era cristiana, religión que estaba totalmente prohibida en esos tiempos de persecución. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada