(zenit – 2 abril 2020).- El Papa Francisco envió una carta al obispo de Río Gallegos para manifestar su cercanía con el pueblo argentino en la conmemoración de los 500 años de la primera Misa en suelo argentino, celebrada el 1 de abril.
Esta efeméride no pudo celebrarse con la participación física de los fieles debido a las medidas establecidas para evitar el contagio por coronavirus. No obstante, igualmente, tuvo lugar la Eucaristía presidida por el citado obispo, Mons. Jorge García Cuevas, y transmitida por los medios de comunicación.
Cristo está “en medio nuestro”
En su carta, compartida con la comunidad durante la Misa central, el Santo Padre señala que en estos días en que la humanidad camina “con el semblante triste por lo que sucede, intranquilos por cómo se desarrollará y preocupados por las consecuencias”, como los discípulos de Emaús, Jesús sacramentado “está en medio nuestro alentando el caminar”.
Es en estos momentos “donde el contacto viene medido y evitado” cuando resulta imprescindible “que podamos rememorar y aprender ese sentir eucarístico que solo el Señor nos puede enseñar”: “No dejemos que la fiesta se apague, no perdamos la oportunidad de asumir y acoger nuestro presente como un tiempo propicio de gracia y salvación con todo el empeño que esto significa”, pidió.
“Hagan esto en memoria mía”
Aún hoy, continúa Francisco, “siguen resonando en los distintos pueblos, parroquias, capillas, hospitales, colegios, casas, ciudades y barriadas las palabras del Señor ‘hagan esto en memoria mía’ (Le. 22, 19)”.
Esto constituye “el memorial de su compasión que se entrega como pan de reconciliación para achicar y sanar las heridas que dividen, enfrentan y dispersan”, de “su esperanza que nos regala la posibilidad, desde todo lo que nos diferencia, de sentirnos parte viva de un pueblo, de su pueblo que continúa a levantar al caído, liberar al cautivo y al oprimido, dar vista a los ciegos y proclamar un año de gracia en el Señor (Cfr. Le. 4, 16-21)”.
Estar cerca del Señor
Finalmente, el Pontífice aludió a cómo los fieles participaron en la realización del mantel del altar, que incluye las intenciones recogidas a lo largo de la nación.
“Es el santo pueblo fiel de Dios que sabe siempre rebuscárselas para estar cerca del Señor; que, inclusive en medio de las restricciones e impedimentos, busca la manera de escabullirse para ‘tocar su manto’, ofrecer su vida, poner en el altar sus historias para que Jesús las unja con la gracia de su bendición”, concluyó.