(zenit – 6 abril 2020).- El ayatolá iraní Alireza Arafi, rector de la Universidad de Qom, ha enviado una carta al Papa Francisco en nombre de una comunidad académica chiíta, en la que propone “crear una comunidad de religiones celestiales al servicio de la humanidad”.
En el texto se incluye la vida en Irán durante la pandemia y la respuesta unida del gobierno y los líderes religiosos, informa Vatican News.
Asimismo, en la carta, el ayatolá iraní, agradece al Santo Padre su preocupación por los más necesitados y le propone que aumente la colaboración y el intercambio de experiencias con las instituciones católicas.
Desastres naturales
“Según la lógica de las religiones reveladas, los desastres naturales son fenómenos de alarma que ponen a prueba a la humanidad”, se incluye en el texto. También, llaman a profundizar en el “origen” y la “posibilidad de resurgir”, pudiendo llegar así a encontrar un espíritu de dedicación y empatía.
“Un enfoque correcto debe evitar los contrastes mentirosos entre la ciencia y la religión, y debe inculcar, también en los grupos dirigentes, la preocupación por promover la cohesión social”, añade el ayatolá iraní.
Asimismo, destaca la “desgracia” que se está viviendo por la pandemia de la COVID-19, asegurando haber conmocionado a los estudiosos y líderes religiosos que no paran de invocar la misericordia de Dios “para los que han perdido la vida y la curación para los enfermos”.
Estos líderes religiosos, y también los teólogos, tratan de hacer frente a las emergencias que surgen, como “las sanciones inhumanas, las crisis ambientales, la guerra, el terrorismo y la producción de instrumentos de destrucción masiva”, fortaleciendo “los fundamentos de la propia fe, proteger a la sociedad, promover la oración y las súplicas en presencia de Dios”.
Intensificar intercambio cultural
En la carta señala las numerosas manifestaciones de solidaridad y trabajo voluntario que se están llevando a cabo juntando a instituciones gubernamentales y grupos religiosos y cuánto compromiso ha habido por parte de enfermeras, médicos, estudiantes, élites académicas y muchos jóvenes, “bajo el liderazgo de los líderes supremos de la Revolución Islámica”.
El texto concluye con la necesidad de “intensificar” el intercambio científico y cultural y las experiencias de apoyo mutuo, para crear una “comunidad de religiones reveladas al servicio de la humanidad”.