(zenit – 18 junio 2020).- En camino para el cuidado de la casa común: Un nuevo documento interdicasterial sobre la Laudato si’ ha sido presentado esta mañana, 18 de junio de 2020 en la Santa Sede, en conmemoración del quinto aniversario del lanzamiento de la Encíclica del Papa Francisco.
Con el objetivo de ofrecer una orientación a las acciones de los católicos y de todos, y de llamar a cada cristiano a una sana relación con la Creación, la “Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre la ecología integral” ha redactado el texto, creada en 2015 para analizar cómo promover e implementar la ecología integral.
Publicado en italiano –a la espera de ser traducido próximamente la Santa Sede en otros idiomas–, el documento se compone de cuatro partes, distribuidos en 210 páginas: Una introducción y guía de lectura, dos capítulos principales (Educación y conversión ecológica; Ecología integral y desarrollo humano integral) y una parte final dedicada al compromiso del Estado de la Ciudad del Vaticano con el reto por el cuidado del medio ambiente.
Los dos principales capítulos están formados cada uno por 12 capítulos, y presenta el mismo esquema en cada episodio: Una introducción y contextualización sobre el tema, libros y textos de referencia, buenas prácticas y algunas pistas de acción.
“Educación y conversión ecológica”
El texto aborda una llamada a la “conversión ecológica” desde diversos ámbitos de actuación, actualizando el mensaje principal de la Encíclica: “Todo está conectado, no hay crisis separadas, sino una única y compleja crisis socio-ambiental que requiere una verdadera conversión ecológica”.
El primer gran capítulo, “Educación y conversión ecológica”, se abre con el llamado a la necesidad de una conversión ecológica, a un cambio de mentalidad que lleve al cuidado de la vida y la Creación, al diálogo con el otro y a la toma de conciencia de la profunda conexión entre los problemas del mundo.
En el nuevo texto se sugiere el fomentar iniciativas como el “Tiempo de la Creación”, y tradiciones monásticas que enseñan la contemplación, la oración, el trabajo y el servicio. Todo para educar al conocimiento del vínculo entre equilibrio personal, social y ambiental, desde la unidad familiar hasta la formación adulta, pasando por la educación en la escuela y la universidad.
“Ecología integral y desarrollo humano integral”
Desde el amplio mundo del agua hasta la gestión de las finanzas, este documento recoge una serie de pautas prácticas a tener en cuenta para que los cristianos “de a pie” logren adaptar sus estilos de vida hacia un mayor cuidado de la casa común y un nuevo modelo de desarrollo sostenible.
Por otro lado, el segundo capítulo estudia la “Ecología integral y desarrollo humano integral” y abarca el tema de la alimentación, condenando el desperdicio alimentario como un “acto de injusticia”, al mismo tiempo que invitan a promover una agricultura “diversificada y sostenible”, en defensa de los pequeños productores y de los recursos naturales, y la urgencia de una educación alimentaria sana, tanto en cantidad como en calidad.
También se hace un fuerte llamamiento para que se combatan fenómenos como el acaparamiento de tierras, los grandes proyectos agroindustriales contaminantes y para que se tutele la biodiversidad. Ecos de este llamamiento se encuentran también en el capítulo dedicado al agua, cuyo acceso es “un derecho humano esencial”.
Asimismo, se aborda la temática de los mares y océanos, el buen uso de las finanzas, apuntando a la “primacía del bien común” y tratando de poner fin a la pobreza. En el ámbito de las instituciones, el documento subraya la “primacía de la sociedad civil”, al servicio de la cual deben estar la política, los gobiernos y las administraciones. Se exhorta a la globalización de la democracia sustancial, social y participativa, a una visión a largo plazo basada en justicia y moralidad y a la lucha contra la corrupción
Nuevo modelo de desarrollo
Por último, el documento aborda la cuestión del clima –último capítulo de la tercera parte– conscientes de que tiene “una profunda relevancia” ambiental, ética, económica, política y social “que repercute sobre todo en los más pobres”.
En este sentido, plantean la necesidad de “un nuevo modelo de desarrollo” que vincule de manera sinérgica la lucha contra el cambio climático y la lucha contra la pobreza, “en sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia”.
Consciente de que “no se puede actuar solos”, el documento pide un compromiso con un desarrollo sostenible “con bajo contenido de carbono” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y propone la reforestación de zonas como la Amazonía y el apoyo al proceso internacional encaminado a definir la categoría de “prófugo/refugiado climático” para garantizar la “tutela jurídica y humanitaria necesaria”.
Compromiso del Estado Vaticano
El último capítulo del texto está dedicado al compromiso del Estado de la Ciudad del Vaticano, tal y como ha señalado Mons. Richard Gallagher en la presentación del texto esta mañana en la Santa Sede.
En este ámbito, se señalan cuatro áreas operacionales en las que se aplican las indicaciones de Laudato si’: Protección del medio ambiente (por ejemplo: recogida diferenciada de residuos iniciada en todas las oficinas); protección de los recursos hídricos (por ejemplo: circuitos cerrados para el agua de las fuentes); cuidado de las zonas verdes (por ejemplo: reducción progresiva de los productos fitosanitarios nocivos); y consumo de recursos energéticos (sistemas fotovoltaicos, nuevos sistemas de iluminación de ahorro energético, etc).