(zenit – 19 junio 2020).- La devoción popular del Sagrado Corazón, aunque profundamente arraigada en las Escrituras, no comenzó a ser conocida hasta que varios santos videntes dijeron haber visto a Jesús y a su corazón.
Estas apariciones han sido reconocidas por la Iglesia y hoy, en el día de esta devoción especial, el viernes siguiente a la solemnidad del Corpus Christi, ofrecemos el ejemplo de cuatro santas que recibieron la gracia de conocer el Sagrado Corazón de Jesús.
Santa Margarita María de Alacoque
El 16 de junio de 1675, santa Margarita María de Alacoque tuvo una revelación de Jesucristo, que le mostró su Sagrado Corazón ardiendo en llamas de amor, coronado de espinas, abierto en heridas que brotaban sangre y emergiendo del mismo una cruz.
Antes había tenido más revelaciones, en las que el Señor animaba a la santa a divulgar el amor de Cristo a los hombres, representado en un corazón de carne. Igualmente, le comunicó, como práctica de piedad específica a su Sagrado Corazón, la recepción de la Eucaristía el primer viernes de cada mes.
En otra revelación a la santa, Jesús le hizo ver que cada año se celebrase la fiesta del Sagrado Corazón el viernes siguiente a la solemnidad del Corpus Christi, motivo por el que celebramos esta devoción en esa fecha.
Santa Gertrudis “La Grande”
Vivió en una comunidad benedictina de Alemania en el siglo XIII y fue agraciada, entre otros, con el don de milagros y de profecía.
Además, se le otorgó reposar su cabeza en la llaga del costado de Cristo oyendo el pálpito de su Divino Corazón. Al escucharlo, la religiosa se dirigió a san Juan, que estaba también presente. Le preguntó si había escuchado lo mismo en la Última Cena, cuando se reclinó sobre el pecho del Señor y de haberlo escuchado, por qué no lo relató en su Evangelio.
El discípulo de Jesús le contestó que la revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para tiempos posteriores, cuando el mundo, aumentando en frialdad, necesitara ser reavivado en el Amor.
Santa Matilde de Hackeborn
Hermana de Gertrudis, santa Matilde, también perteneció a las benedictinas y recibió muchas apariciones de Jesús a lo largo de su vida.
Como recuerda Benedicto XVI, en una de sus visiones, Jesús recomendó a la consagrada el Evangelio y, abriéndole la llaga de su Corazón, le dijo: “Considera qué inmenso es mi amor: si quieres conocerlo bien, en ningún lugar lo encontrarás expresado más claramente que en el Evangelio. Nadie ha oído jamás expresar sentimientos más fuertes y más tiernos que estos: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros (Juan. XV, 9)’ (ib., I, 22).
Santa Lutgarda de Aywières
Esta santa mística cisterciense de Aywieres, Bélgica, vivió en el siglo XII. Tuvo visiones del Sagrado Corazón de Jesús y en una ocasión Nuestro Señor le preguntó que regalo deseaba.
Ella respondió: “Quiero Tu Corazón” a lo que Jesús respondió: “Yo quiero tu corazón”. Entonces, Lutgarda dijo: “Tómalo, querido Señor. Pero tómalo de tal manera que el amor de Tu Corazón esté tan mezclado y unido con mi propio corazón que yo pueda poseer mi corazón en Ti, y que siempre permanezca ahí seguro en Tu protección”.
De este modo, ocurrió un evento sin precedentes: Cristo místicamente intercambió corazones con Lutgarda.