Reflexión de los Evangelios diarios
Invocamos al Espíritu Santo
“Ven Espíritu Santo a llenar de alegría y paz mi corazón y dar sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios”. Amén
Evangelio según San Mateo 7, 6.12-14
“No les den a los perros lo que es sagrado, porque se volverán contra ustedes y los atacarán; no arrojen sus perlas a los cerdos, ya que las pisotearán.
Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen y la puerta se abrirá para ustedes. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta se le abrirá. ¿Alguno de ustedes que sea padre podrá darle una piedra a su hijo cuando éste le pida pan? ¿O le dará una serpiente cuando le pida un pez? Aun ustedes siendo malvados, saben cómo darles a sus hijos cosas buenas, ¡cuánto más su Padre en el cielo dará cosas buenas a quienes se lo pidan!
Por eso, hagan a los demás lo que quieren que les hagan a ustedes, porque eso es lo que significa la Ley y las enseñanzas de los profetas. Entren por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino fácil conducen a la destrucción, y hay muchas personas que caminan por ese camino. La puerta angosta y el camino difícil conducen a la vida, y pocas personas lo encuentran”.
Palabra del Señor
¿Qué dice el texto?
“Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen y la puerta se abrirá para ustedes. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta se le abrirá… ¡cuánto más su Padre en el cielo dará cosas buenas a quienes se lo pidan!”.
¿Qué nos dice Dios hoy a través de este texto?
La mentalidad del ser humano ha sido normalmente de búsqueda, de ir más allá de las fronteras para investigar, para conocer más. El ser humano es en verdad “inquieto” y esa característica nos hace verdaderamente distintos en la creación. Los tres verbos llamativos del Evangelio de hoy son: Pedir, buscar y llamar. Y evidentemente van en consonancia con nuestro deseo de conocer más y más.
Muchos pueden preguntarse porqué Dios no nos deja las cosas que necesitamos directamente, sin necesidad de que se las estemos pidiendo. Y Jesús aclara muy bien esta situación. Tal vez para poder estrechar más los lazos con Dios, nuestro Padre. Y el consejo es pedir y pedir al Señor.
Es cierto que esta presentación de Jesús tiene un preámbulo duro, pero tal vez es para explicar mejor la necesidad de la oración de petición. Claro, que orar no es solamente pedirle cosas y asistencia al Señor. Pero sí es bueno poder descubrir que nuestra vida depende de Él y reconocernos sus creaturas.
Tal vez te cansaste de pedir… y por eso te parecerá una lectura más. Pero la gran pregunta que tenemos hoy es si hemos sabido pedir, y si lo hemos hecho con insistencia. Porque cuando es algo muy necesario, y que nos hará bien, seguro que el Padre nos escucha.
No pierdas las esperanzas. Seguro que después de estos tiempos difíciles, tú saldrás unas fuerzas nuevas. Te invito a que durante el día de hoy, repitas varias veces la frase de una canción que escuchamos en la Iglesia. Hazlo con mucho fervor, y mucho amor, y si sabes, cántala:
“¡En tus manos divinas de Padre, hemos puesto Señor, Nuestro mundo!”.
Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia
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