(zenit – 25 junio 2020).- El Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión del venerable siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros (1864-1919), laico de Venezuela, “doctor de los pobres”, el 19 de junio de 2020. Este reconocimiento prepara el camino para su beatificación.
Efectivamente, el Papa recibió al cardenal Angelo Becciu, prefecto del dicasterio, dando el visto bueno a la publicación de cinco decretos relativos a los milagros obtenidos por la intercesión de tres hombres venerables, el martirio de una monja italiana y las virtudes heroicas de una monja mexicana.
Curación de una niña sometida a cirugía cerebral
El 10 de marzo de 2017, Yaxury Solórzano, una niña de 10 años, fue alcanzado por una ráfaga de escopetas de perdigones cuando unos delincuentes trataron de robar a su padre. Después de este suceso, fue trasladada al Hospital Pablo Acosta Ortíz en San Fernando de Apure, Venezuela, con una lesión en el cráneo y masa cerebral expuesta, informa el sitio web de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Fue sometida a una neurocirugía para extirpar parte del hueso parietal del cráneo (una llamada craniectomía descompresiva más esquirlectomia). Durante la operación, la madre de Yaxury acudió fervientemente a la intercesión del Dr. José Gregorio Hernández ante Dios, y ella misma afirma que sintió inmediatamente su presencia y una mano en su hombro y escuchó una voz que le hablaba: “¡No te preocupes, todo irá bien!”.
Después de la cirugía, Yaxury se recuperó satisfactoriamente y sin complicaciones. No obstante, según las predicciones de los neurocirujanos, después de una lesión de este tipo el paciente debería haber presentado alguna discapacidad. Pero esto no sucedió.
Una comisión de la arquidiócesis de Caracas, en presencia del cardenal Baltazar Porras, visitó San Fernando de Apure el 18 de diciembre de 2018. El 9 de enero de 2020, la Comisión Médica de la Congregación para las Causas de los Santos aprobó el milagro atribuido a la intercesión del venerable José Gregorio Hernández.
Médico en Caracas
José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, en el Estado andino de Trujillo (Venezuela). Sus padres eran los dueños de la tienda del pueblo, pero su madre, una mujer muy piadosa, murió cuando José tenía sólo ocho años.
Don Pedro Celestino Sánchez, primer maestro de José Gregorio en Isnotú, descubrió las habilidades del niño y recomendó a su padre que lo enviara a Caracas para estudiar. Allí estudió Medicina con tanto éxito que el entonces presidente de la República, Juan Pablo Rojas Paúl, lo envió a la Universidad de París, a la Facultad de Medicina, para desarrollar estudios de microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental.
De regreso a su país natal, José Gregorio trajo los instrumentos necesarios para una gabinete de fisiología y enseñaba en la Universidad Central de Caracas las especialidades científicas que estudió.
Experiencia en la Cartuja
Habiendo cumplido con sus compromisos profesionales, José Gregorio también desea cumplir con su vocación religiosa. Partió a Italia con la intención de convertirse en monje de clausura y, en 1908, entró en la Cartuja de Farneta, en la provincia de Lucca, tomando el nombre de “hermano Marcelo”. Sin embargo, nueve meses después de su admisión, se enfermó tanto que el padre superior le ordenó regresar a Venezuela para recuperarse.
Llegó a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibió el permiso para entrar en el seminario Santa Rosa de Lima. Siempre soñó con la vida radical del monasterio. Después de tres años, decidió intentarlo de nuevo y se fue a Roma donde comenzó a seguir los cursos de Teología del Colegio Pío Latino Americano, pensando en prepararse para el monasterio. Pero una vez más, sus planes se destruyen: una enfermedad pulmonar lo obliga a regresar a Venezuela y aunque el Dr. Hernández Cisneros no pudo convertirse en monje, mantiene su amor por la Iglesia y la vida religiosa para siempre. Dice que el sacerdocio es “la cosa más grande de la tierra”.
Doctor de los pobres y terciario franciscano
Entró en la Tercera Orden Franciscana y trabaja como médico pasando 2 horas al día sirviendo a los pobres. A menudo compra medicamentos a los pacientes y no acepta dinero por su trabajo. Se le llama “el doctor de los pobres”.
El 29 de junio de 1919, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas a una anciana muy pobre, fue atropellado por un vehículo. Un testigo cuenta que José Gregorio exclamó cuando vio llegar el coche: “¡Virgen Santa!”. Fue llevado al hospital donde un sacerdote logró darle la unción de enfermos.
Los habitantes de Caracas estaban conmocionada por su muerte y muchos decían: “un santo ha muerto”.
En 1949, comenzó su proceso de canonización. Fue declarado venerable el 16 de enero de 1986 por el Papa Juan Pablo II.
Marina Droujinina