(zenit – 1 julio 2020).- Monseñor Segundo Tejado Muñoz es uno de los cuatro subsecretarios del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y lidera el grupo 1, que apoya y escucha a las iglesias locales, de la Comisión Vaticana COVID-19 creada por el Papa Francisco el pasado 20 de marzo de 2020.
En una entrevista en exclusiva a zenit, el sacerdote español explica detenidamente cuál es la misión del grupo que lidera, cómo trabajan conjuntamente con otras realidades eclesiales, y cómo acompañan a las iglesia locales en este proceso de escucha que “no puede acabar”, sino que se convierte en un “vivir juntos, en comunión”, reitera.
Entre los desafíos que persigue la Comisión Vaticana COVID-19, el Papa les ha pedido una reflexión para “preparar el futuro”, algo que según Mons. Tejado, la Iglesia solo puede hacer “poniéndose a la luz del Evangelio” y “viviendo a la luz de la fe los problemas que se viven”.
Así, el presbítero instalado en Roma, revela a zenit que este tiempo de pandemia es “un momento muy privilegiado para la Evangelización, para dar a Cristo como los verdaderos cimientos”, pues “el hombre necesita una roca donde apoyar su vida”.
A continuación, ofrecemos la entrevista realizada por zenit en exclusiva a monseñor Segundo Tejado, subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, responsable del grupo 1 de la Comisión Vaticana COVID-19:
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zenit: “Apoyar y escuchar a las Iglesias locales” es la misión que le ha sido encomendada al grupo 1, ¿cuál es la hoja de ruta que llevan a cabo con cada Iglesia local?
Mons. Segundo Tejado: Principalmente nuestro acometido ha sido escuchar a las iglesias locales, no es una cuestión de hacer proyectos o de proyectar cosas, es una escucha. Nos hemos empezado a mover y a escuchar a capellanes de hospitales, de cárceles… Conferencias episcopales, médicos, enfermeros, responsables de salud en las conferencias episcopales… un poco por regiones, claro. Eso ha sido nuestro trabajo mayor: Escuchar. Y de esta escucha, ir sacando conclusiones, ir buscando como nos tenemos que mover toda la Comisión; sea en el grupo 2, que se encarga del análisis, sea el grupo 3, que se encarga de la relación con los estados… O sea, es una escucha a la Iglesia local y de allí, ir sacando información, sinergias, y colaboración… tengo que decir que ha sido un trabajo muy bonito porque escuchar a las iglesias locales siempre es algo que enriquece muchísimo.
En esta crisis estamos encerrados y, claro, una percepción de lo que está pasando en la Iglesia universal pasa necesariamente por una escucha, no es posible sacar conclusiones desde aquí, desde Roma, encerrados como estábamos en casa –incluso ahora, que tampoco se puede viajar fácilmente– se caía en el riesgo de hacer una cosa más teórica. Esta escucha, a mí por lo menos, me ha gustado mucho, ha sido un trabajo muy duro, todos los días teníamos una o dos teleconferencias, con todos los problemas –imaginaos– en África, en América Latina, de Comisión… Está saliendo, porque todavía estamos en ello.
Por lo tanto, es escuchar, sobre todo, lo que nos ha pedido el Papa a nosotros. No es tanto hacer grandes proyectos. Nos lo dijo el Papa desde el inicio: Nosotros no podemos resolver el problema. Es una emergencia un poco atípica, yo siempre lo digo. No es una emergencia localizada. Aquí estamos hablando del mundo entero, cada uno a su ritmo, porque en algunos sitios ya hemos pasado la primera fase, esencialmente sanitaria, y en otros… están empezando, como en América Latina, o en Asia. Con lo cual, es imposible ayudar a todos.
zenit: Y ahí es donde entra la colaboración de Caritas Internationalis, ¿cómo trabajan conjuntamente con ellos?
Mons. Tejado: Lo que hemos hecho ha sido rápidamente ponernos en contacto con quien es uno de nuestros brazos: La Confederación de Caritas Internationalis y les hemos pedido colaboración en esto. Les hemos pedido que hagan los proyectos, que busquen los fondos, porque para nosotros es un trabajo que nos excede completamente en nuestras capacidades.
Caritas es una confederación que está en todo el mundo, en todas las naciones, en todas las diócesis, en muchísimas las parroquias, y tienen un contacto con la realidad mucho más real.
Con Caritas, con la cual, el Dicasterio del Desarrollo Humano Integral tiene una relación especial, en seguida hemos pedido una colaboración y nosotros hemos ayudado a financiar algunos proyectos –ya hemos ayudado a más de 25 naciones–, proyectos tampoco muy elevados de cantidad, según nuestras posibilidades, y junto con la Caritas, ya hemos dado respuesta a una primerísima emergencia sanitaria.
La respuesta de la Iglesia es una respuesta multiforme, no es solamente lo que hace el Dicasterio o Caritas Internationalis, evidentemente, hay infinidad de organizaciones que están ayudando y que se están moviendo, con el principio de subsidiariedad, cada una en los terrenos y en las naciones con las cuales tienen ya una relación ya sólida. Hay otros fondos, por ejemplo, el fondo de emergencia en las Obras Misionales Pontificias (OMP), que también se ha abierto, desde la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO), o sea, es multiforme la ayuda que está dando.
zenit: En este proceso de escucha, ¿qué aspectos abordan con las iglesias locales?
Mons. Tejado: Hay dos tipos: La fase sanitaria y la fase humanitaria (la fase de los problemas que trae la pandemia). Son como dos fases distintas: la fase sanitaria es la primera, los coloquios van todos en esa dirección, y luego empezó a moverse todo hacia la crisis humanitaria, que en muchos países se va a dar.
Muchos países están en la fase 1, otros ya… en otra fase. Es un poco este movimiento entre los dos momentos, y en este momento estamos. Algunas naciones están todavía en la fase sanitaria, otras ya han pasado a trabajar a través de Cáritas y otras muchas organizaciones a ayudar a gente que está pasándolo mal para comer. Entonces estamos ahí, pasando de un sitio a otro dependiendo de con quien hablamos.
zenit: El grupo que usted dirige se dedica a escuchar y apoyar a las iglesias locales, en un servicio que las hace protagonistas de las situaciones que viven. ¿Cómo debe asumir la Iglesia local la situación? ¿Qué pasos debe dar?
Mons. Tejado: Cada Iglesia es distinta. Lo importante es que cada una se organice según sus propias fuerzas y según su propia idiosincrasia. Las situaciones son muy distintas desde el punto de vista sanitario y desde el punto de vista humanitario. Las situaciones de las iglesias son muy distintas, como presencia en el ámbito sanitario –en algunos países, por ejemplo, se han desarrollado muchísimo la presencia de las congregaciones que se ocupan de la salud, en otras menos…–. Es muy variado, no se puede dar un único criterio y hay que dejarlo un poco a la genialidad de cada Iglesia y a la capacidad de cada Iglesia que tiene de organizarse. No existen esquemas preconcebidos ante esta emergencia tan atípica.
zenit: La Santa Sede informó de que esta comisión se ha creado para cinco años. ¿Cómo están gestionando los plazos? ¿Están trabajando en diferentes fases?
Mons. Tejado: Habrá que ver la realidad como se desarrolla. Lo que el Papa nos pedido es construir un poco la idea para el futuro, porque el futuro está por llegar. Acabamos de empezar esta crisis, ahora llega la crisis humanitaria, la crisis económica, la crisis del trabajo… Y vamos a ver como se desarrolla también esto, todo está por ver. La Iglesia siempre tiene que “alargar la vista” (como se dice aquí), hay que navegar un poco en lo que va sucediendo y darle una respuesta de fe. El Papa nos ha pedido este construir el futuro, esto no es solamente dar ideas, es vivir con las personas, darles una palabra de fe que pueda iluminar lo que pueda venir en cada nación, porque cada nación tendrá unas consecuencias diversas.
¿Cinco años? Bueno, pueden ser cinco, como pueden ser dos, como pueden ser siete… Habrá que irlo decidiendo poco a poco. Nos hemos dado cuatro fases: La primera fase es la escucha; la segunda fase es construir una estrategia para el futuro; la tercera es crear unos planes de acción, después de hacer una estrategia que nace de la iglesia local, y luego hay que buscar propuestas de cosas concretas. Pero repito, dependerá mucho de las naciones, dependerá mucho de la evolución de la misma crisis, pero sí, ya hemos preparado una serie de fases que pueden ayudar a las iglesias locales a que tener también elementos para poder afrontar la crisis.
Aunque la fase de la escucha no acaba nunca. La escucha no puede acabar. Es un “escuchar” y un “acompañar” y un “vivir juntos, en comunión”. Así es como trabaja la Iglesia, no tiene otro método.
zenit: Entre los objetivos que persigue la Comisión Vaticana está “actuar ahora para el futuro” y “mirar al futuro con creatividad”. ¿Cómo puede trabajar la Iglesia por el futuro?
Mons. Tejado: Poniéndose a la luz del Evangelio, yo creo que no hay otra manera, y viviendo a la luz de la fe los problemas que se viven. Solamente el Evangelio podrá dar una respuesta a lo que será, a lo que serán nuestros planes y a lo que será nuestra lectura de la realidad. Yo creo que la Iglesia siempre se puede que poner a la luz del Evangelio para construir el futuro, no hay otro camino. El diálogo con todos, evidentemente, como siempre hacemos, pero a la luz del Evangelio, que es la que tiene que iluminar todo lo que hacemos.
zenit: Dicen que esta crisis está sacando lo mejor y lo peor del ser humano. A nivel antropológico y espiritual, ¿cómo cree que la pandemia cambiará al hombre?
Mons. Tejado: Para mí es pronto para hacer una lectura sobre esto. Yo vivo y trabajo en una parroquia. Cuando termino mi trabajo en la Santa Sede, voy a una parroquia a vivir y trabajar. Hay de todo. Un poco la presencia de Iglesia –por lo menos en la que yo vivo, es muy local, no puedo hablar por todo el mundo—ha aumentado, sí. Hay mucha gente que quiere hablar con un sacerdote, que quiere compartir algunas inquietudes, etc. Sin lugar a dudas, este tiempo ha puesto de nuevo al hombre en su sitio. Existe en el hombre la tendencia a asegurar todo, esto es humano. La técnica, la ciencia, nos ha permitido un poco pensar que las cosas estaba seguras y que el mundo tenía que ir por una cierta dirección, esta pandemia nos ha destruido un poco esta certeza. Entonces el hombre siempre busca una certeza en su vida, porque no puede vivir en una incerteza. El hombre tiene que buscar esta certeza. ¿La va a buscar en Dios? No lo sé. Yo creo que sí, yo tengo fe. Es un momento muy privilegiado para la Evangelización, para dar a Cristo como los verdaderos cimientos. El hombre necesita una roca donde apoyar su vida. Yo sé que esa roca es Jesucristo, lo sé, lo conozco, lo he vivido personalmente. Yo sé que hay muchas personas que están buscando una roca donde construir.
Son ideas, pero creo que es un poco pronto, que tenemos que esperar a que las cosas se asienten, que vuelvan a una cierta normalidad, conocer la reacción de las personas y como Dios va a buscar a las personas, porque siempre las busca. Tenemos que reflexionar sobre esto.
zenit: El Santo Padre les ha encomendado que hagan una reflexión respecto a los “desafíos socioeconómicos del futuro” y que propongan “criterios para afrontarlos”. ¿Es hora de cambiar el modelo socioeconómico?
Mons. Tejado: La Iglesia lo está diciendo desde siempre, que un modelo basado solamente en las finanzas, el Papa lo dice continuamente, el poder del dinero y la especulación no ayuda a la humanidad, y sobre todo, al final los que pagan son siempre los más pobres. Ese modelo tendría que cambiar, no es fácil… Ya empiezan a hacerse las especulaciones también aprovechándose de la COVID-19, siempre hay gente que aprovecha estas situaciones…
Sí, tiene que cambiar. El Papa lleva muchísimo hablando de esto, le ha pedido una reflexión muy seria al segundo grupo de análisis, sobre todo de este tema. Tendría que cambiar en términos de solidaridad entre los países, una distribución justa de las riquezas, una justicia social, una sanidad que llegue a todos… ¡son tantos retos que la humanidad tiene! Creo que esto que estamos viendo nos va ayudar a poner en la luz la Doctrina Social de la Iglesia, hacer un claro en todo esto. La gente está buscando en la Iglesia una respuesta a todo esto, una respuesta que es multilateral, no solamente la dimensión del trabajo, sino también la economía, las finanzas, la salud, la ecología integral… todo esto.