(zenit – 6 julio 2020).- El Santo Padre ha incluido a cinco nuevo miembros y a dos nuevos consultores en el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado 4 de julio de 2020.
Los nuevos miembros del Consejo son: el cardenal Joseph William Tobin, arzobispo de Newark (Estados Unidos); Mons. Mario Grech, obispo emérito de Gozo (Malta) y pro-secretario general del Sínodo de Obispos; Mons. Paulo Cezar Costa, obispo de São Carlos (Brasil); Monseñor Paul Rouhana, obispo titular de Antarado y auxiliar de Joubbé, Sarba y Jounieh de los maronitas Líbano); y Mons. Richard Kuuia Baawobr, obispo de Wa (Ghana)
El Pontífice nombró entre los consultores del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos a Mons. Giacomo Morandi, arzobispo titular de Cerveteri y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Mons. Giorgio Demetrio Gallaro, arzobispo, obispo emérito de Piana degli Albanesi (Italia) y secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales.
60º aniversario del Consejo
El pasado 5 de junio, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (PCPUC) cumplió 60 años de su fundación.
El 5 de junio de 1960, día de Pentecostés, el entonces papa, san Juan XXIII, con el Motu Proprio Superno dei Nutu, creó el llamado entonces Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Este Secretariado contó con el cardenal Agustín Bea como primer presidente.
Misión
El Consejo ejerce un doble papel. En primer lugar, se le confía la promoción, dentro de la Iglesia Católica, de un auténtico espíritu ecuménico según el citado decreto conciliar Unitatis redintegratio.
Al mismo tiempo, el Consejo Pontificio actúa en todos los ámbitos que pueden contribuir a promover la unidad de los cristianos mediante el fortalecimiento de las relaciones con otras iglesias y comunidades eclesiales. Organiza y supervisa el diálogo y la colaboración con las demás Iglesias y, desde su creación, también ha cooperado estrechamente con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), con sede en Ginebra.