(zenit – 17 agosto 2020).- Con ocasión de la 41ª edición del “Encuentro para la amistad entre los pueblos”, tradicionalmente celebrado por la Fraternidad Comunión y Liberación en Rimini (Italia) y este año organizado de manera virtual, el Papa ha enviado un mensaje a monseñor Francesco Lambiasi, obispo de esta diócesis, y a los participantes, a través del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
La special edition 2020 del evento, conocido por todos como “el encuentro de Rimini”, comenzará el 18 de agosto de 2020 y se desarrollará online hasta el 23 de este mes, con el lema Sin asombro, permanecemos sordos a lo sublime, una frase del filósofo judío Abraham Joshua Heschel, citada por don Giussani en El sentido religioso: Lo sublime, esa promesa, “algo que despierta nuestra persona y la sostiene en su deseo, el factor más concreto, incluso el más operativo a la hora de afrontar nuestro tiempo”.
El asesor del Papa dirige unas palabras a los miembros de la Fraternidad que parten de la experiencia de “la dimensión del asombro que toma la forma de compasión ante el sufrimiento, la fragilidad y la precariedad de la existencia”, en la misma línea del tema elegido para esta especial edición, marcada por las difíciles circunstancias de la pandemia.
De hecho, indica Mons. Parolin, el lema que define este Meeting “lanza un desafío decisivo a los cristianos, llamados a testimoniar el profundo atractivo que la fe ejerce en virtud de su belleza, ‘el atractivo de Jesucristo’, según una expresión muy querida para el Siervo de Dios Luigi Giussani” y continúa: “El Papa nos invita pues a seguir colaborando con él testimoniando la experiencia de la belleza de Dios, que se hace carne para que nuestros ojos se sorprendan al ver su rostro y nuestras miradas encuentren en él el asombro de vivir”.
Sentimiento original de maravilla
“¿Cómo no sentir un sentimiento original de maravilla frente al espectáculo de un paisaje montañoso, o escuchando música que haga vibrar el alma, o simplemente frente a la existencia de los que nos aman y el don de la creación?” expresa monseñor Parolin, asegurando que el tema del asombro es un “poderoso llamado a descender a las profundidades del corazón humano a través de la cuerda de la maravilla”.
Asimismo, el purpurado escribe: “Viene a la memoria la invitación de Jesús a volverse como niños (cfr Mt 18,3), pero también el asombro ante el ser, que constituye el principio de la filosofía de la antigua Grecia. Este asombro es lo que pone en marcha la vida una y otra vez, permitiéndole volver a empezar en cualquier circunstancia”.
En el marco del duro golpe de la pandemia mundial, el cardenal hace un llamamiento sobre un hecho que puede ser considerado paradójico: “en lugar de saciar su sed más profunda, el confinamiento ha despertado en algunas personas la capacidad de maravillarse frente a personas y hechos dados por sentados antes. Una circunstancia tan dramática ha devuelto, al menos por un tiempo, una forma más genuina de apreciar la existencia, sin ese complejo de distracciones y preconceptos que contaminan el ojo, desdibujan las cosas, vacían el asombro y nos distraen de preguntarnos quiénes somos”.
Este sentimiento humano, escribe, “ha empujado a los médicos y enfermeras a enfrentarse al grave desafío del coronavirus con una dedicación intensa y un compromiso admirable”. Este mismo sentimiento, afirma, lo encontramos en los profesores que han acogido la fatiga de la enseñanza a distancia para asegurar la conclusión del año escolar y “ha permitido a muchos encontrar en los rostros y la presencia de sus familias la fuerza para enfrentar la incomodidad y la fatiga”.